A la hora de conformar nuestra personalidad influyen muchísimos factores: biológicos y genéticos, experiencias tempranas, nuestro ambiente y nuestra cultura, nuestras relaciones interpersonales, etc. Está claro que la construcción de nuestra personalidad es algo muy complejo y que cada persona es única.
Según un estudio realizado por la Universidad de Calgary a esa larga lista de factores que nos influyen en la creación de nuestra personalidad se añade nuestro nombre. Esta investigación se centró en el estudio de cómo la sonoridad de diferentes los nombres determinó a la persona que lo porta. En concreto, los autores analizaron comparativamente los apelativos por consonantes sonoras, como son la A, la L o la B, con otros que contienen consonantes menos sonoras, como pueden ser la K, la R, la T o la P. Y es que las primeras suenen de una forma más suave que las segundas, que son más abruptas.
Aunque esta relación no tiene que afectar directamente, sí puede ayudarnos a entender por qué hay algunas personas que nos caen bien desde el principio y otras no.
La influencia de nuestro nombre en la personalidad
En la investigación, los autores realizaron dos tipos de experimentos:
- En el primero pidieron a un grupo de personas escuchar una serie de nombres y asociarlos con diferentes adjetivos. Como resultado de esta prueba se desprendió que las personan tienden a asociar los nombres más suaves con adjetivos positivos como 'amable' o 'sentimental', mientras que los nombres más fuertes, se asocian a cualidades más negativas como 'dominante' o 'agresivo'.
- Después de la primera prueba, los autores pidieron a otro grupo imaginar cómo sería una persona con un nombre determinado. Y, nuevamente, los participantes vincularon los nombres suaves con personas más comprensivas y trabajadoras, y los nombres fuertes con personas competitivas y extrovertidas.
Las conclusiones del estudio fueron que los nombres que suenan suaves se asocian con cualidades de la personalidad como la amabilidad, la sensibilidad o la cooperación. Sin embargo, los nombres que suenan más abruptos o ásperos están asociados a personalidades más fuertes, independientes y ambiciosas.
¿Qué sucede cuando no nos gusta nuestro nombre?
No sentirse a gusto con el nombre propio puede afectar la autoestima y la confianza. Algunas personas pueden sentirse menos seguras al presentarse o al interactuar socialmente si no se sienten identificadas con su nombre.
Es por eso que ante esta situación se busquen alternativas, como usar un apodo o una versión abreviada de su nombre, que les resulta más cómodo o atractivo; o, en casos más extremos, algunas personas deciden cambiar oficialmente su nombre. Esto es más común en situaciones donde el nombre está ligado a un género con el que la persona no se identifica o cuando se asocia con una parte de la vida que desean dejar atrás.