Las noticias no son buenas y el pronóstico es casi peor. Elegir mal el modo de alimentarnos es un riesgo para la salud. El dato ya lo sabíamos. Ahora la Unión Europea de Gastroenterología viene a sumar un nuevo peligro: una alta ingesta de alimentos ultraprocesados aumenta el riesgo de sufrir enfermedades digestivas crónicas, incluyendo enfermedades hepáticas, trastornos gástricos, obesidad e incluso cáncer.
Estos productos son altos en grasa, azúcar y sal y suponen la mitad de la ingesta energética de muchos países europeos. ¿De qué hablamos? Bollería, precocinados, comida rápida, chucherías. El resultado es una epidemia de obesidad que afecta a uno de cada tres niños y a la que España no es ajena.
Algunos datos más para la reflexión. El 40% de los niños consume más azúcar de los 25 gramos diarios recomendados como máximo por la Organización Mundial de la Salud. Significa que consumen de media el equivalente a 32 kilos de azúcar al año. Eso significa que a los 8 o 9 años ya han consumido más azúcar que sus abuelos en toda su vida.
El coste de esa obesidad, dice el informe, en tratamientos médicos, pérdida de calidad de vida y costes derivados de la falta de productividad laboral se cifra en 81.000 millones de euros al año en la Unión Europea.
Esta incidencia es mayor, señalan, en los países del sur del continente, en los que la dieta mediterránea ha sido sustituida por productos procesados hasta el punto de que suponen la mitad de la ingesta de nutrientes diaria.