El abogado de la denunciante, Javier Rincón, así lo ha asegurado hoy a Efe y ha añadido que las muestras de semen se ha enviado al Instituto de Toxicología para identificar los perfiles genéticos de los implicados en los hechos.
Rincón ha relatado que en la mañana siguiente a la supuesta violación, la víctima salió de su habitación y -al comentar con otro militar sobre la noche anterior- surgió "la idea de que posiblemente haya habido una narcotización", por lo que el compañero le entregó una prueba de drogas en la que se hallaron barbitúricos.
"Es hablando con el compañero que le entrega el test de drogas y con otra compañera, que escucha sonidos de maullidos en la noche que pudieran ser la contraseña para que fueran pasando a la habitación a agredirla sexualmente, lo que le lleva a darse cuenta realmente de ue ha sido objeto de una agresión sexual grupal y una narcotización", ha señalado Rincón.
La soldado está de baja y sometida a tratamiento psicológico y psiquiátrico "porque está muy gravemente afectada", según ha indicado su abogado, que ha añadido que "uno de los lemas esenciales de nuestras Fuerzas Armadas es el compañerismo y aquí ha primado de todo menos el compañerismo".
Javier Rincón ha comentado que la militar tuvo que "aguantar una serie de comentarios de compañeros del estilo 'ayer cómo ibas' o 'tenías que haber tenido cuidado con la copa', como si todo el mundo supiera algo que ella no sabía".
Preguntado si puede haber relación entre la primera agresión y la violación, ha dicho que son "dos hechos gravísimos y muy lamentables, demasiado cercanos en el tiempo", aunque desconoce si estaría implicado en ambos el mismo agresor porque hasta que no se conozca el perfil genético de los implicados, no pondrán "nombres y apellidos a los responsables de esta brutal agresión".
Sobre la violación, el letrado ha declarado que a la mañana siguiente, cuando la soldado fue al baño, le sorprendió encontrarse que debajo del pantalón tenía las medias puestas y encontró en ellas restos de semen, lo que unido a "un inusual dolor de cabeza", cuya sensación "no tenía nada que ver con una resaca" le hizo sospechar.
Todo empezó el 10 de diciembre, día de la patrona de la Aviación, cuando ella fue con sus compañeros a un bar de Bobadilla a celebrarlo y, tras ir al aseo, notó el sabor de la cerveza más amargo.
"No le da más importancia -ha proseguido el abogado-, pero en un momento dado se empieza a encontrar mal; entonces un compañero la lleva al cuartel, la ayuda a ponerse el pijama, y se acuesta".
Fue a la mañana siguiente cuando halló restos de semen de la supuesta violación grupal.