El caso de Juan Lobato y sus conversaciones registradas ante notario nos ha hecho preguntarnos si es habitual que la gente levante acta ante notario de sus WhatsApps.
Y cada vez más. Se pueden convertir en pruebas imprescindibles y ante la posibilidad de que desaparezcan, lo mejor es asegurarse de que el documento queda para siempre, según Ignacio Gomá, del colegio notarial de Madrid.
Cómo se ha sabido que Lobato llevó los mensajes al notario
Pero no sólo se levanta acta de lo que se dice por WhatsApp, sino también de publicaciones de Google, Instagram, X o TikTok son objeto de registro notarial.
Sin embargo, tienen una complicación adicional que no tienen los documentos tradicionales porque hacen falta ciertos conocimientos de tecnología para no vulnerar el derecho a la intimidad de las personas o cerciorarse de que esa red social o ese ordenador les pertenece.
Hay quien se pregunta, en el caso de Juan Lobato, cómo se ha sabido que llevó esos mensajes al notario porque Ignacio Comá explica que los notarios tienen la obligación profesional y legal de mantener el secreto. En una compraventa, sólo puedes acceder a los documentos si eres el comprador o el vendedor.
Los peligros de ser notario
Aunque parezca una profesión muy tranquila, a veces tiene sus riesgos, tal y como explica Javier Ronda, uno de los autores del libro 'Notario de guardia', que sabe que la actividad notarial puede ser trepidante.
Y los ciudadanos queremos dejar constancia de las cosas más insólitas. En el libro cuentan el caso de un vecino que abrió una ventana en su baño y la ventana daba al salón de una familia, que fue la que contrató al notario.
O herencias que después de meses haciendo encaje de bolillos para que todo el mundo esté contento, se van al traste por una minucia. Puede haber fincas y mucho dinero de por medio, que si alguien se empeña en un pequeño objeto decorativo sin importancia hay que volver a empezar.