El represente del Ministerio Público le imputa los delitos de asesinato en grado de tentativa, amenazas, daños y tenencia ilícita de armas. El acusado presenta un trastorno mixto de personalidad de "características narcisistas, inmaduro y dependiente", hiperactividad e impulsividad "ante situaciones no deseadas".
Según se relata en el escrito de acusación, Antonio M.C. mantuvo una relación sentimental con una mujer que finalizó en agosto de 2016, pero "el acusado no aceptaba la ruptura".
Por ello, sobre las 19.45 horas del 31 de diciembre de 2016 acudió al domicilio donde residía la mujer que en aquellos instantes estaba acompañada de su actual novio. Tras llamar al timbre tapando la mirilla para ocultar su identidad, la mujer abrió la puerta y acto seguido el acusado le encañonó en el entrecejo.
En ese momento hizo acto de presencia el otro hombre que estaba en el domicilio de la mujer, a quien el acusado le empujó cayendo sobre un sillón. Poco después y, pese a que el hombre levantó la manos y dijo "eh tío qué haces, eh tío para", el acusado le disparó en la cabeza quedando la bala alojada en el pómulo.
Se inició entonces un forcejeo entre ambos durante el cual Molina volvió a dispararle otra bala que penetró a escasos centímetros de la nuca, "para seguidamente salir huyendo de la vivienda deshaciéndose del arma".
La mujer llamó a la Policía y unos agentes de la Guardia Civil encontraron a su pareja en el domicilio sangrando "abundantemente" y requirieron la intervención "inmediata" de los servicios sanitarios, quienes le trasladaron al Hospital Gregorio Marañón.
Ese mismo día el acusado acudió de nuevo a las inmediaciones del domicilio para golpear el coche utilizado por su ex pareja ocasionándole daños por valor de 2.367 euros y ya por la noche llamó por teléfono a la Guardia Civil para comunicarles donde se encontraba el arma de fuego con la que había disparado al hombre. Cuando fue detenido manifestó a los agentes que "era cuestión de vida o muerte". "Él o yo", aseveró.