Los hechos comenzaron con la denuncia de la comunidad de vecinos en la que vive el hombre, que se quejaban de la instalación de unos bolardos sin licencia junto a la acera, impidiendo así que frente a sus locales aparcaran los coches.
Cuando los agentes se acercaron a corroborar la denuncia, descubrieron que los bolardos eran los mismos que los que el Consistorio instala en distintas partes de la ciudad, pero con el escudo arrancado y pintados de amarillo.
Al final, los agentes confirmaron que los bolardos eran propiedad de la ciudad de Madrid y valoraron su precio total en 454,44 euros, aunque estiman que la cuantía de los daños causados al arrancarlos y de las tareas de reinstalación aumentarían la cifra. El hombre no fue finalmente detenido, pero un juzgado investiga los hechos y determinará la pena correspondiente.