aumenta su actividad nocturna hasta un 68%

Los humanos obligan a muchos mamíferos a ser nocturnos

El estudio, publicado en la revista 'Science', representa el primer esfuerzo en cuantificar los efectos globales de la actividad humana en los patrones de comportamiento de la vida silvestre y sus resultados ponen de relieve que la perturbación humana está creando un mundo natural más nocturno.

ondacero.es

Madrid |

Ciervo | Liopardo

"Las pérdidas catastróficas en poblaciones y hábitats de vida silvestre como resultado de la actividad humana están bien documentadas, pero las maneras más sutiles en las que afectamos al comportamiento animal son más difíciles de detectar y cuantificar", apunta Kaitlyn Gaynor, doctoranda de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos) y autora principal del estudio.

Gaynor, junto con Justin Brashares y Cheryl Hojnowski, también de la Universidad de California en Berkeley, y Neil Carter, de la Universidad Estatal de Boise, aplicaron un enfoque de metaanálisis utilizando datos de 62 especies en seis continentes para buscar cambios globales en el momento de la actividad diaria de mamíferos en respuesta a los humanos.

Estos datos fueron recolectados con varios enfoques, incluyendo cámaras disparadas a distancia, collares GPS y de radio, y observación directa. Para cada especie en cada sitio de estudio, los autores cuantificaron la diferencia en la nocturnidad animal bajo alta y baja perturbación humana.

En promedio, los mamíferos fueron 1,36 veces más nocturnos por la perturbación humana, lo que significa que un animal que divide su actividad de forma natural y de manera equitativa entre el día y la noche aumenta su actividad nocturna hasta un 68%.

Este hallazgo fue uniforme en todas las especies de carnívoros y herbívoros de todos los tamaños corporales superiores a un kilo (los mamíferos pequeños no se incluyeron en el estudio). El patrón también se mantuvo en diferentes tipos de perturbación humana, incluidas actividades como la caza, el senderismo, el ciclismo de montaña e infraestructuras como carreteras, asentamientos residenciales y áreas agrícolas.

"Mientras esperábamos encontrar una tendencia hacia una mayor nocturnidad de la vida silvestre alrededor de las personas, nos sorprendió la consistencia de los resultados en todo el mundo", apunta Gaynor, quien añade: "Los animales respondieron con fuerza a todos los tipos de perturbación humana, independientemente de si las personas realmente representaban una amenaza directa, lo que sugiere que nuestra sola presencia es suficiente para interrumpir sus patrones naturales de comportamiento".

Los autores describen un rango de posibles consecuencias negativas de los cambios que reportan en la vida silvestre, como desajustes entre el ambiente y los rasgos de un animal, interrupción del comportamiento normal de alimentación, mayor vulnerabilidad a los depredadores no humanos y mayor competencia.

Señalan, sin embargo, que si bien muchos de los estudios incluidos en su análisis documentaron un claro aumento en la actividad nocturna, pocos examinaron las consecuencias para animales, poblaciones o ecosistemas individuales. "Esperamos que nuestros hallazgos abran nuevos caminos para la investigación de vida silvestre en paisajes dominados por humanos. Todavía tenemos mucho que aprender sobre las implicaciones de los patrones de actividad alterados para el manejo de poblaciones de vida silvestre, interacciones entre especies e incluso evolución inducida por humanos", apunta Gaynor.