Cientos de enfermedades fúngicas afectan a 168 cultivos catalogados como importantes en la nutrición humana por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). A pesar de la fumigación generalizada de fungicidas los productores de todo el mundo pierden entre el 10 % y el 23 % de sus cultivos por enfermedades fúngicas cada año, y otro 10-20 % después de la cosecha. De hecho, los cinco cultivos calóricos más importantes (arroz, trigo, maíz), soja y patatas sufren pérdidas que podrían proporcionar hasta a 4000 millones de personas unas 2000 calorías todos los días durante un año.
Desde el estudio publicado en Nature, señalan que "se necesita mucha más conciencia sobre la difícil situación de los cultivos" y se debe invertir en la investigación de hongos en los cultivos.
Se espera que el impacto de las enfermedades fúngicas empeore, aseguran los investigadores, a medida que la crisis climática provoque un aumento de las temperaturas y que las infecciones fúngicas se desplacen hacia los polos . Desde la década de 1990, los patógenos fúngicos se han trasladado a latitudes más altas a un ritmo de unos 7 km al año.
El aumento de temperaturas también impulsa la aparición de nuevas variantes de los patógenos fúngicos, mientras que las tormentas más extremas pueden propagar sus esporas más lejos. La profesora Sarah Gurr, de la Universidad de Exeter del Reino Unido, coautora del informe, subraya que gracias a The Last of Us, el público ha puesto a los hongos en el radar "si bien esa historia es ciencia ficción, advertimos que podríamos ver una catástrofe de salud global causada por la rápida propagación mundial de infecciones fúngicas. La amenaza inminente aquí no se trata de zombis, sino de hambruna global".
Los científicos también advierten que el calentamiento global aumentará la tolerancia al calor de los hongos, aumentando la posibilidad de que salten a los huéspedes para infectar a los animales y a los humanos.