Se convierte así la proteína completa de la Covid-19 en una partitura. El autor de la composición, de casi dos horas de duración, fue quien decidió que se interpretara con un koto japonés, un instrumento de 13 cuerdas, acompañado por campanas y flautas aunque aclara que podría haberse utilizado cualquier instrumento.
Y aunque parezca una frivolidad, explican los ingenieros que la partitura puede dejar al descubierto los puntos débiles del coronavirus, lo que puede llevar a los investigadores a detectar dónde pueden actuar los medicamentos o los propios anticuerpos para anular el virus o neutralizarlo.
La obra se ha llamado : Contrapunto Viral de la Proteína de la Espiga del Coronavirus.