Lo lleva pidiendo, según dice ella, a través del 010, el teléfono de atención ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, y en coordinación con la ONCE, que es quien atiende y recoge este tipo de sugerencias de personas invidente como Raquel Gómez.
Pero pasa el tiempo -ya diez años- y el semáforo sonoro sigue sin llegar. Hace una semana estalló y lo contó todo en Twitter. De ahí la repercusión. Raquel vive cerca de la parada de Metro del Prado de San Sebastián, y tiene que cruzar por la Avenida Carlos V para ir cada día a su trabajo. Y ahí se encuentra todo esto en esa gran avenida, cuyas aceras no tienen además un itinerario podotáctil que permite a los invidentes guiarse por la calle.
"Es de una calle de dos sentidos, más el tranvía -donde pasan todos los autobuses- y se junta la salida del metro más la gente que vamos con prisas. El momento en que yo voy a cruzar el semáforo es complicado, dependiendo del día", ha dicho.
Ha llegado a estar un cuarto de hora plantada esperando a que alguien le ayudara a cruzar. El viernes, por ejemplo le pasó esto:
"Estaba en el cruce y una persona iba con su moto y como yo siempre llego con mi saludo de hola, hay alguien ahí. Si no escucho a nadie, me paro hasta que escucho a alguien. Ocurrió que un chico que estaba pasando con una moto me preguntó qué ocurría. Se lo dijo y el chico se bajó de la moto y se esperó a que el semáforo se pusiera en verde para mí", ha contado.
Respuesta del Ayuntamiento: que los semáforos sonoros se colocan en coordinación con la ONCE, que se han instalado más de 400, que en este punto concreto no les consta una petición de Raquel (ella asegura que sí); y que este punto de la ciudad es complicado porque hay que resolver el paso del tranvía, hay que poner las señales podotáctiles en las aceras. Que se ha retrasado.
Por este motivo, Raquel pide que todos los semáforos de las ciudades sean sonoros, que no haya que pedirlos uno a uno.