El pasado martes 2 de noviembre, una adolescente de 16 años desapareció en Carolina del Norte (EE.UU). La familia notó la ausencia de la menor durante varias horas y denunciaron a las autoridades, quienes actuaron de forma inmediata difundiendo un comunicado en el que pidieron la colaboración de los vecinos y residentes de lugares cercanos para intentar dar con el paradero de la joven.
En el comunicado, las autoridades describieron a la desaparecida como "una mujer blanca, de 1.70 metros de altura, con pelo negro largo, ojos azules y con un tatuaje en el hombro izquierdo".
Sin embargo, no fue hasta el jueves 4 de noviembre cuando la policía del condado de Laurel en Kentucky recibió una llamada de un motociclista que denunció que la joven hizo una famosa seña de "socorro" viral en TikTok cuyo significado indica que está siendo víctima de violencia de género y la situación no le permite expresarlo con palabras.
Según el informe, el motociclista siguió el vehículo y notó en varias ocasiones, cómo una pasajera hacía gestos con las manos que se conocen en TikTok como una forma de representar la violencia doméstica.
Al momento de inspección del vehículo y el interrogatorio de las autoridades, identificaron que la pasajera era la adolescente desaparecida.
La menor relató que un hombre de 61 años, identificado como James Herbert Brick, la había llevado en el vehículo a ciudades como Carolina del Norte, Tennessee, Kentucky y hasta Ohio, donde él tenía familiares.
Las autoridades arrestaron al secuestrador, que ya está acusado de encarcelamiento ilegal en primer grado y posesión de desempeño sexual. Su caso ha quedado a cargo del Centro Correccional del Condado de Laurel.
Campaña #SignalforHelp
La crisis del coronavirus empeoró la situación que atraviesan las mujeres que comparten techo con sus agresores. Por este motivo, la organización Canadian Women’s Foundation ideó una discreta forma de conseguir que las víctimas de violencia género puedan pedir ayuda a través de videollamada.
La organización propone a las mujeres que sufren malos tratos que, durante una videollamada, levanten cuidadosamente la mano para después estirar los dedos, meter el pulgar en la palma y terminar cerrando completamente el puño. El agresor no debería percatarse del mensaje que hay detrás de este gesto.