El último barómetro de la Oficina de Propiedad Intelectual Europea revela que 45 de cada 100 jóvenes españoles admiten haber comprado uno o varios productos falsificados deliberadamente en el último año. Esto supone casi triplicar la cifra de 2019.
Los productos falsificados que los jóvenes suelen comprar son principalmente ropa, y dispositivos electrónicos. Seguido de calzado, productos de higiene y cosméticos.
Eso sí, en cuanto a los contenidos digitales, las fuentes legales ganan terreno entre los más jóvenes y se confirma una tendencia positiva. El 60% asegura que durante el último año no había descargado contenidos de fuentes ilegales, en comparación al 51 por ciento en 2019, y el 40 en 2016.
Los factores clave que impulsan la adquisición de falsificaciones y el acceso a contenidos pirateados son el precio y la disponibilidad, así como las influencias sociales y las pautas de comportamiento de la familia, amigos o conocidos.
Otro elemento relevante es no percibir ninguna diferencia entre los productos originales y los que no lo son, y la facilidad de localizar y encargar productos ilegales en línea.
Los riesgos de fraude cibernético y las ciberamenazas son algunos de los factores de disuasión importantes y también una mejor comprensión del impacto negativo en el plano medioambiental o social.