La desesperación de un hombre granadino le ha llevado a pedir frente a las puertas de la prisión de Alhaurín de la Torre en Málaga, un ingreso voluntario en la cárcel por la soledad y el miedo que padece día tras día de levantarse "muerto en su casa y que nadie le encuentre".
Justo Márquez, que padece cáncer desde marzo de 2020, además de ansiedad y depresión se encuentra en una situación límite en la que admite que ha llegado a "pensar en suicidarse" debido a la gran ingesta de medicamentos recetados que tiene que tomar cada día para combatir sus dolores, pero que le terminan causando otros por los fuertes efectos. Tanto es así, que incluso ha pensando en tomarse una caja entera de medicamentos y "acabar con todo" por lo que pide que alguien se los suministre.
Para encontrar remedio a su dolor, Justo ha querido hablar con psicólogos pero "no le atienden", reivindica. Tiene síntomas claros de que su salud mental se encuentra en riesgo, y admite que su casa está "hecha una mierda" que además, no tiene ganas de salir a la calle y que llora cuando lo hace.
Este discurso desgarrador en el que comparte que solo tiene ganas de morir si continúa en esta situación, ve que "entrar en la cárcel es la única opción que tiene si quiere seguir sobreviviendo". Aunque es consciente de que en el interior del centro su libertad se verá privada, ya que cuando tenía 17 años pasó dos en prisión por un caso de drogas que ya superó, dice que es en el único lugar donde va a poder tener compañeros, guardias y médicos que puedan cuidar de él o al menos acompañarlo.
El vecino de Nerja, irá una vez a la semana a la puerta del centro penitenciario hasta que acepten su ingreso voluntario en la prisión, ya que no quiere cometer ningún tipo de delito para tener que hacerlo. El pasado lunes 4 de septiembre, se reunió con el director del lugar que denegó su petición por no haber cometido ningún delito.
Este caso plantea una controvertida disyuntiva para la Salud mental, el cuidado de personas mayores, la exclusión social y la concordia ciudadana para la que se plantea un tema muy sensible. Un hombre que está en una situación gravísima requiere de ayuda inmediata por parte de las instituciones pertinentes ante la falta de herramientas que tiene para tratar de manera autónoma su situación.
Se puede ver que Justo en esta ocasión porta un cartel en pecho y espalda que dice "Quiero entrar en la cárcel" pero el granadino ya fue noticia en el pasado por otras curiosas reivindicaciones. Portó una vía crucis durante 160 kilómetros hasta el peñón de Gibraltar, "pidiendo justicia" en el conflicto entre Reino Unido y España en 2013, acompañado de otro cartel que vislumbraba "No más hambre, no más guerra, paz en el mundo". También lo hizo en 2009, cuando partió de Granada con destino a Madrid ante la negativa de un familiar a dejarle usar el agua de un estanque en una finca compartida.