El coordinador del equipo, Ángel García, delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos de Málaga, ha explicado que durante toda la noche ha continuado la perforación "en unas condiciones de trabajo extremas y con unos materiales de una dureza enorme".
La dureza y estabilidad del terreno marcarán el ritmo de avance de la Brigada de Salvamento Minero de Asturias que se encargará de conectar el pozo por el que cayó el pequeño Julen y el paralelo que se está excavando para llegar hasta el nivel en el que creen que se encuentra, pero los últimos episodios hacer prever que hasta el miércoles no se podrá llegar hasta Julen.
"Me consta que tienen ganas de empezar porque llevan muchos días allí inactivos", ha subrayado este minero prejubilado antes de advertir que también saben que "deben dejarse llevar por el cerebro, y no por el corazón, sobre todo en casos en el que hay implicados críos o gente conocida".
Aunque la ley exige que en los rescates los equipos estén compuestos por tres brigadistas, Suárez García ha señalado que en este caso seguramente no bajen más de dos porque no cabrán en el túnel inclinado que van a excavar y porque tampoco van a correr ningún riesgo.
Estos hombres están acostumbrados a trabajar en condiciones mucho más peligrosas, con atmósferas explosivas como las que provoca el gas grisú en las minas de carbón, y en túneles de medio metro de diámetro -el pozo paralelo de Totalán es de 80 centímetros y el que van a excavar de un metro de ancho por 1,20 de alto- en los que tienen que portar además el equipo autónomo de respiración.