Fue toda una declaración de intenciones para las Comunidades Autónomas, la mayoría de ellas en pie de guerra contra las reválidas. “Yo no me cierro a nada”, respondió Íñigo Méndez de Vigo al ser preguntado por la posibilidad de eliminar la evaluación de Secundaria o de negociar algunos cambios en la próxima Conferencia Sectorial. Educación se inclina por la segunda opción en el Real Decreto-Ley que el ministro anunció el pasado martes, después de que el Congreso iniciara la tramitación parlamentaria de una iniciativa del PSOE que quiere paralizar todas aquellas medidas de la LOMCE que aún no hayan entrado en vigor –traducido: las reválidas-.
Según el proyecto de Real Decreto-Ley, al que ha tenido acceso Onda Cero, la reválida de Secundaria tendrá “carácter muestral”, lo que en la práctica significa que sólo se realizará en algunos colegios e institutos que elegirán las Comunidades Autónomas –que tienen la obligación de hacerla-. Inicialmente se planteó que la prueba tuviese un “carácter censal”, esto es, que todos los alumnos de cuarto de la ESO tuvieran que realizarla. Así, la evaluación de final de etapa se convierte en una prueba de diagnóstico, con el objetivo de obtener datos que den una idea aproximada del nivel del alumnado y de los diferentes centros educativos. Además, los estudiantes se examinarán únicamente de las asignaturas troncales de cuarto de la ESO.
El texto confirma que la reválida de Bachillerato será muy parecida a la antigua Selectividad, pero el Ministerio introduce ahora un cambio importante: los alumnos sólo se tendrán que examinar de las asignaturas troncales del segundo curso de Bachillerato y no de las troncales de todo el ciclo académico. Los documentos que estaban sobre la mesa hasta hace tan sólo unos días establecían que los estudiantes se deberían enfrentar también a algunas asignaturas del primer curso, bien fuesen de tipo general como Filosofía o bien correspondientes a la modalidad de Bachillerato que cursen, entre ellas Literatura Universal o Historia del Mundo Contemporáneo.
Tal y como prometió el presidente Rajoy en el debate de investidura, las reválidas de ESO y Bachillerato no tendrán efectos académicos hasta que se alcance un Pacto nacional por la Educación, pero ahora el Gobierno plantea marcar un tope “prudencial y suficiente” para llegar al acuerdo. Período de tiempo que deberán determinar el ministro y los consejeros autonómicos en la reunión que mantendrán el próximo 28 de noviembre. Por tanto, bien hasta que se consiga el pacto educativo o bien hasta que caduque el plazo, los alumnos no tendrán que aprobar las reválidas para obtener el título académico.
Por último, Educación garantiza a las Comunidades Autónomas que no publicará los polémicos ranking de centros, que iban a clasificar a los centros en función de los resultados de sus alumnos en las reválidas. Se desecha así una de las medidas más controvertidas del ex-ministro José Ignacio Wert.
