Ya son casi 400 los condenados por delitos sexuales que se han beneficiado en sus penas por la aplicación de la ley 'Sólo sí es sí', que entró en vigor el pasado 7 de octubre.
Desde entonces, la oleada de casos de revisiones de penas de violadores y agresores sexuales condenados no ha parado y los tribunales han aplicado esta ley que absorbe el delito de abuso sexual y contempla solo el de agresión sexual, que se ha ampliado para abarcar todo el abanico de comportamientos penados.
Con la nueva ley reducen los mínimos y máximos de algunas penas, pero más los mínimos, como en el caso de la violación, que pasa de una pena de 6 a 12 años a una de 4 a 12. Al reducirse las horquillas en algunas penas, especialmente las mínimas, muchos condenados han pedido la revisión de las mismas y al establecerse en el propio Código Penal, en su artículo 2.2 que siempre deberá aplicarse la ley "más favorable" al reo, se ha aplicado la ley del 'sólo sí es sí' a la baja.
Posturas enfrentada en el Gobierno
La decisión de cambiar la norma llega meses después de su aplicación y tras negar desde la parte morada del Gobierno un fallo en el texto de la ley, sino un problema en la interpretación de la misma por parte de los jueces.
La parte socialista del Gobierno ha hecho ver a su socio de coalición que hay que cambiar algo en la ley en vista del deterioro que está sufriendo el Gobierno en la opinión pública por no reaccionar a las rebajas de penas que se están produciendo.
Desde el Ministerio de Igualdad han defendido la ley y han rechazado el cambio de la norma. Creen que no hay reforma penal que pueda frenar las revisiones de penas.
Insisten en que no hay un problema en la ley sino en su interpretación y han presentado un decálogo para que la ley se aplique bien. Entre las medidas que recoge este decálogo está la especialización judicial, la formación en violencias sexuales y el incremento de efectivos para la protección de las mujeres.
Irene Montero confirmó este fin de semana que sería el Ministerio de Igualdad quien se haría cargo del ajuste de la norma, pero aseguró que harán "todo lo necesario" para garantizar que el consentimiento "siga en el centro del Código Penal".
La parte socialista del Gobierno ha rechazado el decálogo presentado por Igualdad y ha confirmado que se corregirá la ley tomando como base un borrador de Justicia. El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, ha explicado que hay una propuesta del Ministerio de Justicia que "con todo rigor" aborda "esta posible reforma".
Bolaños ha aseverado que esta reforma se llevará a cabo de la mano de "los expertos, catedráticos y magistrados que más conozcan esta parte de nuestro derecho penal". "Creo que es absolutamente imprescindible que así lo hagamos", ha zanjado.
Por su parte, la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, ha respondido al Ministerio de Igualdad que lo "problemático" en la aplicación de la Ley del 'solo sí es sí' no está en incrementar los instrumentos para reforzar la protección de las víctimas, sino en la interpretación de la norma.
La portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría, ha anunciado la presentación en el Congreso de una proposición legislativa para reformar la ley, que incluiría un aumento de las penas para los agresores sexuales y en la que no se modificará el artículo referido al consentimiento de la mujer.
Pilar Alegría ha confiado en que la proposición de ley se registre "lo antes posible" y en que cuente con el consenso de Unidas Podemos para presentarla de forma conjunta.
La postura del PP: Ayuso cree que la rectificación es por estrategia electoral
La modificación de la ley confirmada por el ministro de la presidencia, ha tenido eco también en la vida política madrileña. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, sostiene que la rectificación es fruto únicamente de la estrategia y del cálculo electoral. Que nada tiene que ver con la empatía del gobierno hacia las mujeres como afirmaba la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, y sí mucho en cambio con el nerviosismo del PSOE.
