Según informa la Policía en nota de prensa, fue una joven nigeriana entrevistada por los agentes durante un dispositivo para la detención de posibles víctimas de trata de seres humanos en las zonas de prostitución de Bilbao quien decidió contar su situación. Después de esto, se inició una investigación que culminaría con la detención de nueve miembros de la mencionada organización -6 en Bilbao y 3 en Alicante- y la liberación de siete de sus víctimas.
La organización, estaba formada por ciudadanos de origen nigeriano y una estructura piramidal definida. En la cúspide de la misma se encontraban tres mujeres especializadas en este tipo delictivo. Estas mujeres controlaban exhaustivamente tanto a las víctimas como la logística en el proceso de traslado desde su país de origen hasta los lugares de explotación.
La trama captaba a mujeres muy jóvenes, que vivían en su país de origen en situación de pobreza, con falsas promesas de un trabajo digno y bien remunerado en Europa. Tras aceptar dichas ofertas las víctimas eran sometidas a rituales de vudú a modo de contrato por el cual prometían fidelidad a la organización y, en caso de incumplimiento, les acarrearía terribles consecuencias e incluso la muerte, tanto a ellas como a sus familias.
Tras los rituales, los contactos de la organización en Nigeria trasladaban a las víctimas a Níger y de aquí a Libia custodiándolas hasta que podían enviarlas a Italia. Para el traslado a menudo utilizaban embarcaciones carentes de medidas de seguridad. De hecho, la Policía asegura que hay pruebas de que dos de las víctimas tuvieron que ser recogidas por un barco de rescate tras hundirse la nave en la que viajaban en el Mediterráneo, pereciendo ahogados varios de los inmigrantes.
Una vez en Italia las víctimas eran alojadas en centros de acogida para inmigrantes en un primer momento, mientras que iban siendo sacadas poco a poco por otros miembros de la organización hasta que gestionasen su viaje a España. Para llegar hasta aquí viajaban en avión, utilizando para evitar su detección documentos de otras mujeres de origen nigeriano en situación legal en España.
Para mantener el control de las víctimas en todo momento, las parejas sentimentales de las principales responsables de la trama se trasladaban a Italia para hacerse cargo personalmente del traslado de las mujeres hasta España. Una vez aquí, las jóvenes eran alojadas en pisos de la organización en Bilbao donde eran aleccionadas para que solicitaran asilo, evitando así su posible expulsión en caso de ser identificadas por la Policía.
Incluso para evitar que pudieran relacionar a las mujeres explotadas con los tratantes, éstas eran alojadas durante unos días en un albergue público, regresando posteriormente a la red de pisos de la organización. Una vez en estos inmuebles las víctimas eran informadas de la deuda contraída con la organización, entre 40.000 y 45.000 euros, y de que para saldarla tendrían que ejercer la prostitución.
Así, y una vez documentadas como solicitantes de asilo, las víctimas eran trasladadas a Benidorm (Alicante), donde la organización disponía de más pisos y de personas de confianza encargadas de iniciarlas y mantenerlas en el ejercicio de la prostitución, siendo sometidas en este momento a nuevos rituales de vudú como base del control absoluto sobre las mismas.
La explotación sexual de las jóvenes proporcionaba a la organización importantes beneficios, que permitían vivir cómodamente a todos los miembros y disfrutaban de un elevado nivel de vida. Además, blanqueaban importantes cantidades de dinero enviándolo a Nigeria donde, aparte de enriquecerse, lo reinvertían subvencionando nuevos episodios de trata de seres humanos.
La operación ha sido llevada a cabo por la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, la Unidad contra Redes de Inmigración y Falsedades Documentales de Alicante y la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Bilbao, bajo la supervisión de Europol y se ha saldado con la completa desarticulación de la organización y la detención de seis de sus miembros en Bilbao y otros tres en Alicante y con la liberación de siete víctimas de dicha organización.