"Cada día recibimos más correos electrónicos y llamadas de familias por las situaciones que generan los deberes". Es la denuncia que ha hecho hoy el presidente de CEAPA, Jesús Salido. La Confederación Estatal de Asociaciones de Padres y Madres inició hace meses una guerra abierta contra los deberes. Ahora, a tan sólo quince días para que empiecen las vacaciones de verano, exige que los niños puedan descansar, disfrutar de su tiempo libre "de forma autónoma" y que las actividades curriculares de los colegios no condicionen la vida familiar.
Por este motivo, CEAPA lanza a partir de hoy una campaña en redes sociales que tendrá varios lemas. El primero de ellos será "Se puede educar de otra manera, se debe educar de otra manera" e irá acompañado por un cartel que dibuja una calle cualquiera de nuestro país. A través de las ventanas de un edificio podremos ver a varios niños encerrados, haciendo deberes, mientras otros juegan libremente en la acera acompañados por sus padres y abuelos.
"El asunto de los deberes tiene que ser un debate social", exige la vicepresidenta de CEAPA Elena González. La organización pone el foco en un informe en el que la Organización Mundial de la Salud alertaba de que los niños españoles se sienten presionados por las tareas para casa. Según la OCDE, España está entre los países que mandan más tiempo de deberes para casa: 6,5 horas semanales, frente a las 4,8 de media, aunque eso no se traduce en un mejor rendimiento en los resultados del informe PISA.
Los padres de la escuela pública llevaron ayer una carta al registro del Ministerio de Educación en la que ponen "deberes" al ministro del futuro Gobierno. Le preguntan cuál es la norma que obliga a hacerlos fuera del horario lectivo, al tiempo que hacen una argumentación jurídica extensa, que parte de los derechos constitucionales. También quieren saber cuál es la base legal que permite castigar o dejar sin recreo a los niños que no hacen las tareas.
Los padres y madres critican el calendario escolar de Cantabria
CEAPA rechaza el nuevo calendario escolar de Cantabria, que establece una semana de vacaciones cada dos meses de clase. Entiende que el cambio obedece a una “reivindicación laboral” de los sindicatos, que no tiene “significado pedagógico” y que se ha aprobado sin contar con los órganos que analizan los tiempos escolares -en los que las familias sí tienen representación-. Teme, además, que esta estructura se extienda al resto de Comunidades Autónomas.