La monarquía goza de un amplio apoyo en Dinamarca, y tanto la reina emérita Margarita II como su primogénito, el hoy proclamado rey Federico X, pueden alardear del aún mayor respaldo personal que le otorgan reiteradamente los sondeos: pero ninguna otra figura de la familia real es más popular que la recién proclamada reina Mary.
Mary Elisabeth Donaldson, la abogada australiana que conoció al heredero danés en los Juegos Olímpicos de Sídney y cuatro años después se casó con él en la catedral de Nuestra Señora en Copenhague, ha sido proclamada hoy reina de Dinamarca con el aprecio generalizado de sus ahora compatriotas.
Las tímidas críticas iniciales a la joven de 32 años, que apenas pudo acertar a decir unas palabras en danés cuando fue presentada oficialmente como prometida de Federico en octubre de 2003, hace mucho que desaparecieron.
Aparte de su contribución a transformar al otrora díscolo príncipe, Mary ha ofrecido en casi dos décadas a su lado como princesa y madre de sus cuatro hijos una imagen seria y discreta, sin ningún escándalo público, y ha cautivado a los daneses con un amplio espectro de actividades en distintos campos sociales, una agenda modelada al detalle.
Acoso escolar, moda y medioambiente
La lucha contra el acoso escolar ha sido una de las causas favoritas de Mary, que también se ha interesado por labores humanitarias, la violencia contra las mujeres y la igualdad de género.
Su condición de protectora del Fondo de Población de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud la han llevado a viajar por todo el mundo para visitar proyectos y apoyar iniciativas.
Su afición por la moda la llevó a comprometerse durante años con la cita anual de referencia en Copenhague y a lucir un amplio vestuario, un interés que se ha reducido en los últimos tiempos para compatibilizarlo con las preocupaciones medioambientales y la apuesta por el reciclaje de prendas.
Al igual que su suegra hizo en su día, Mary pasó hace años varias semanas de entrenamiento militar, prácticas de tiro y noches al raso incluidas, con la Milicia Nacional, un cuerpo de voluntarios que ayuda a la policía y al ejército.
Y ha tomado un papel activo en la Royal Run, la iniciativa lanzada hace años por su esposo para promover carreras populares por toda Dinamarca e incitar a la práctica del deporte, que se ha convertido en un rotundo éxito de afluencia.
Lejos quedan los temores iniciales a una relación con alguien de un país y un contexto social tan distintos al suyo o sus problemas para asumir la presión mediática, reconocidos en una de sus primeras entrevistas.
Primera australiana en llegar a reina
Hija del matemático escocés John Donaldson y de Henriette Elisabeth, muerta en 1997 de un paro cardíaco, no provenir de la realeza no le ha sido un impedimento a la hoy proclamada reina, que procede de una familia acomodada y posee una educación universitaria.
Con 25 años, Mary, la menor de 4 hijos, obtuvo su licenciatura en Derecho, pero en vez de hacer un año de prácticas en una firma de abogados, optó por irse de su Tasmania natal a Melbourne para trabajar en una firma publicitaria y, de ahí, a Sydney, donde estuvo empleada en una inmobiliaria hasta que se mudó a Dinamarca en 2002.
Aunque renunció a las nacionalidades británica y australiana en su día para convertirse en ciudadana danesa, mantiene el vínculo con su país, donde el hecho de que una australiana por primera vez se haya convertido en reina ha generado considerable expectación.
Mary seguirá el ejemplo de otras reinas de origen extranjero y plebeyo, como Máxima de Holanda, nacida en Argentina; o Silvia de Suecia, alemana de nacimiento.