Quienes tienen alguno de los trastornos del espectro autista, aprovechan el Día Mundial del Autismo en que tenemos los oídos algo más abiertos, para contarnos su día a día y sus preocupaciones. Lo han hecho esta mañana con Alsina, que se ha acercado a su realidad para escuchar, por ejemplo a Cristina, de 26 años. La clave de su vida fue aceptar que veía el mundo diferente y que eso no lo hacía peor
Y a adultos como Carmen, de 57 años, defendiendo que el esfuerzo de integración es de todos. Hay que hallar un punto intermedio.
Sus voces han llegado después al Congreso de los Diputados, que se ha llenado de niños, adolescentes y jóvenes que han tomado el micrófono para contarnos sus necesidades y también sus deseos.
Reclaman un sistema educativo que no les excluya, pero que tenga en cuenta sus peculiaridades. El autismo no es una enfermedad, es un sistema operativo diferente. Ellos definen de un modo peculiar por qué los demás los ven distintos.
Para los padres no sólo es vital que sus hijos reciban la mejor atención posible, social y educativa. También que puedan ser independientes. Mirando al futuro, como María José, madre de Jaime, Tea de 21 años.
En cuanto termine de caer el sol, comenzarán a iluminarse de azul más de 300 edificios y monumentos de toda España. Es de solidaridad con los más de 450.000 españoles con Trastorno del Espectro Autista. Como el mar, a veces están en calma, y otras, estalla la tormenta.