Iniciada en 2011 y acrecentada en los últimos años por la sequía y el hambre, la crisis en el Sahel central de África (Malí, Burkina Faso y Níger) ha impactado de lleno en las niñas, enfrentadas a situaciones de peligros extremos que comprometen su vida y su futuro. Así se desprende del informe de Plan International ‘Decisiones imposibles, Voces ignoradas’, que ilustra cómo la crisis empeora aún más las desigualdades preexistentes y los riesgos que las acechan. Desesperadas, las niñas y sus familias adoptan decisiones que acaban condenándolas a la separación familiar, al cuidado de sus hermanos, al abandono escolar, al matrimonio infantil, a la explotación sexual y al trabajo infantil.
Los conflictos han provocado el cierre de escuelas, exacerbando las tasas de matrimonio infantil. Las niñas son casadas por la dote, para reducir el número de bocas que alimentar en el hogar, o como medio para proteger a las niñas de embarazos fuera del matrimonio y la violencia. Según los últimos datos disponibles, Mali tiene una de las tasas de matrimonio infantil más altas del mundo, con el 54% de las niñas obligadas a casarse antes de los 18 y el 16% antes de cumplir 15 años.
En Malí y Burkina Faso la aplicación de la ley y el poder judicial han sido ineficaces, y la mayoría de los casos de violación no se denuncian o se tratan de manera informal. El estrés adicional del conflicto, el hambre y la sequía agravan estos factores y aumentan el riesgo general de violencia de género.
Garantizar el acceso a la educación
"Las niñas en el Sahel viven en una situación de inseguridad y grave riesgo de violencia en sus hogares, escuelas y comunidades. En un contexto de diferentes crisis, Plan International trabaja para garantizar su acceso a educación y servicios básicos, protegerlas frente a la violencia y ofrecerles oportunidades de futuro a través de empleo y emprendimiento",afirma Concha López, directora general de Plan International España.
Las niñas en Gourma-Rharous, Malí, dicen que, debido al conflicto armado, tienen miedo de salir de sus hogares para comprar y vender alimentos, recoger leña o visitar a sus padres en pueblos cercanos. De manera similar, en Malí y Burkina Faso, el 45% y el 34% de las niñas, respectivamente, dijeron que trabajan para ganar dinero pero que la crisis ha reducido su capacidad para comerciar y ganar.
Tareas vitales del hogar, como recolectar agua y leña, a menudo recaen en las niñas y las mujeres, pero debido al conflicto, la destrucción de bombas de agua y la sequía, ahora a menudo deben caminar mucho más. Como resultado, están en mayor riesgo de violencia, incluida la perpetrada por grupos armados.
"Las violaciones van en aumento porque estamos abandonadas a nuestra suerte y no hay nadie que nos ayude; niñas desplazadas internas como yo, somos las más afectadas. Estamos siendo violadas, golpeadas y heridas", asegura una niña de Burkina Faso.
Crisis humanitaria
La crisis en el Sahel central comenzó en 2011, cuando la violencia se extendió por la región y se vio exacerbada por las tensiones entre comunidades, los desplazamientos de población, el aumento de los precios mundiales de los alimentos y la crisis climática.
En 2021, Malí experimentó la falta de lluvias más grave de los últimos cinco años.A principios de 2023, se registraron unos 2,78 millones de desplazados internos en la región.En 2021, el 78% de las personas refugiadas y solicitantes de asilo de la región eran mujeres y niños.
El estudio de Plan International sobre la situación de las niñas en el Sahel central se publica antes de Women Deliver, la mayor convocatoria mundial sobre igualdad de género y salud, derechos y bienestar de niñas y mujeres, que se celebra en Kigali (Ruanda) entre el 17 y el 20 de julio.
Antes de la cumbre, Plan International hace un llamamiento para que las niñas participen de forma significativa y tengan la capacidad de influir en las decisiones que determinan sus vidas, garantizando que se cuestionan las normas de género que las discriminan, se reconocen sus vulnerabilidades específicas y se protegen sus derechos.