No es la primera vez que escuchamos que realizar actividad física tiene beneficios en nuestra salud, y no son pocos los estudios que avalan esta teoría. Un artículo reciente ha revelado cuál es el mejor deporte para evitar el deterioro del cerebro y el que podría ser “la fuente de la eterna juventud”. La clave está en el agua.
Se trata de la natación, una actividad que además de mejorar el estado físico, mejora la cognición, la memoria y el estado de ánimo. Promueve la liberación de sustancias que ayudan a la creación de nuevas conexiones mentales y ayuda a reducir los niveles de estrés, pero sus beneficios no acaban aquí.
Para empezar, la natación pone en marcha los principales grupos musculares del cuerpo y supone un trabajo mayor frente a otros ejercicios gracias a la resistencia del agua. Además, al estar sumergido, una de las ventajas que tiene la natación es que el cuerpo recibe menos impacto físico al realizar el ejercicio.
A nivel mental, José Morales García, neurocientífico de la Universidad Complutense de Madrid, ha detallado en un artículo reciente sus beneficios:
Estimula la función cerebral
En concreto, un estudio que cita el experto, ha demostrado que niños de entre 6 y 12 años tienen más capacidad para recordar vocabulario tras realizar realizar natación. Asimismo, otro estudio en nadadores adultos, reveló que tras nadar 20 minutos, estos mejoraron su función cerebral. Esto se debe a que este deporte estimula la liberación de BDNF (del inglés Brain-Derived Neurotrophic Factor), un factor de crecimiento del cerebro que mejora la memoria y la cognición.
Libera endorfinas
Está demostrado que las endorfinas reducen la percepción del dolor y proporcionan sensación de bienestar y felicidad. Parte de estos beneficios podrían deberse a la formación de nuevas neuronas en el hipocampo, algo que ocurre tras practicar este deporte.
Relaja y desconecta
Sumergirse en el agua produce relajación, pero además el movimiento rítmico hace que se entre en un estado meditativo. El neurocientífico, José María García, señala que las fibras nerviosas del cuerpo calloso se desarrollan más en los nadadores gracias a la precisión de las brazadas y a la forma en que se utilizan los movimientos bilaterales cruzados para nadar.
Frena el deterioro cognitivo
Otro estudio ha demostrado que la natación suprime el deterioro cognitivo en ratones obesos. Según apunta el experto, la investigación tenía el objetivo de reproducir en animales lo que ocurre en humanos al aumentar de peso por llevar una mala alimentación. Así, la natación aparece como posible solución al deterioro de la capacidad de aprendizaje y memoria de los ratones, reduciendo el peso, disminuyendo la inflamación del hipocampo y aumentando la producción de factores neurotróficos como el BDNF mencionado anteriormente.