Una militar transgénero de Sevilla lleva tiempo denunciando que se siente discriminada en el cuartel en el que lleva trabajando desde hace 20 años debido a que no se le permite utilizar los vestuarios femeninos a pesar de que oficialmente es una mujer.
Hace ocho meses inició en los juzgados los trámites necesarios para cambiar de género en su DNI, tal y como recoge la nueva Ley Trans, aprobada en el Congreso en febrero de 2023, y finalmente lo ha conseguido, pero ha decidido no someterse a ninguna intervención quirúrgica para cambiar de sexo, por lo que mantiene tanto su aspecto como su nombre, Francisco Javier.
"Me siento mujer, pero me gusta llamarme Francisco"
"¿Por qué una mujer se tiene que llamar María? Me siento mujer, pero me gusta llamarme Francisco", ha asegurado en el programa 'Y ahora Sonsoles' de Antena 3. "Me gusta mi cuerpo, soy feliz con él y no pretendo cambiarlo", ha afirmado en otra entrevista con El diario de Sevilla.
En el programa de Sonsoles Ónega, ha explicado su historia: lleva años sintiéndose mujer, pero es ahora cuando ha podido cambiar de género en su DNI. Todo comenzó cuando empezó su carrera como esteticista y empezó a tener más relación con mujeres. "Siempre sentí algo raro", ha dicho en El diario de Sevilla, pero fue ahí cuando empezó a darse cuenta de que "le gustaba todo de ellas".
Respecto a su entorno, ha asegurado que sus amigos no la toman en serio y que es una lucha que tiene que llevar ella sola. Para ella, cuando se aprobó la Ley Trans fue un alivio porque se eliminaba la condición de someterse a un tratamiento de hormonas, además de cambiar el nombre e ir al psicólogo.
Iniciará acciones legales
Según publica El diario de Sevilla, cuando la soldado informó a sus superiores del cambio, les explicó que ya no podría utilizar el vestuario masculino y que tendría que utilizar el femenino: "Pensé que iba a ser algo más normal porque yo siempre me he llevado bien con todo el mundo, pero desde que solicité el cambio, se encendió la pólvora".
Ha afirmado que ahí comenzaron los rumores y los oficiales que querían hablar con ella: "Me mandaron una citación para hablar con un mando jurídico venido de La Coruña para 'solventar unos problemas'".
A partir de ahí, ha dicho que dejó de dormir bien y que su nivel de estrés se incrementó. Ha sostenido que ha tenido que oír comentarios y bromas durante el proceso: "Yo entiendo que mi apariencia puede chocar, pero no voy insultando a nadie".