La historia de Sandrine Devillard, una agente inmobiliaria parisina que se casó con un millonario ermitaño francés, 25 años mayor que ella, de un pueblo de los Alpes, Marcel Amphoux, es muy enrevesada. El desdentado hombre, según publica el diario británico 'The Telegragh', vivía por decisión propia como un ermitaño, sin lujos y solo, aunque tenía una amplia fortuna.
Se conocieron precisamente cuando ella se acercó al hombre para comprar sus propiedades situadas en los alpes suizos. El hombre se negó a cerrar la operación pero, al parecer, iniciaron una relación que acabó, al poco tiempo en campanas de boda. Muchos dudaron entonces de las intenciones de la refinada mujer.
Durante el año que duró el matrimonio, la relación fue muy criticada porque todo el mundo pensaba que la unión era fruto de la manipulación de ella hacia él, pero ahora todas las opiniones han cambiado.
Sin embargo, tras la muerte de su marido en un accidente de tráfico en 2012, Sandrine Devillard no recibió absolutamente nada en herencia. Marcel dejó cinco cabañas a sus vecinos y, el resto de sus posesiones a una prima. A su mujer la había desheredado. Por ello Sandrine decidó llevar a los tribunales el testamento de su marido pero ahora un tribunal francés ha dictaminado que el testamento es "genuino", según informan medios franceses.
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