La propietaria logró entrar este miércoles en su vivienda y cambió la cerradura de la puerta para que su inquilino, sin consentimiento ni licencia turística, no lo pudiera volver a alquilar, según ha publicado este jueves 'La Vanguardia'.
La afectada ha explicado que una vez detectó el engaño, intentó solucionar el problema contactando con Airbnb, y la plataforma de hospedaje solo le ofreció mediación entre ella y el inquilino.
También ha declarado que tanto ella como su marido han intentado contactar con el inquilino para anunciarle que procedían a rescindir el contrato por una falta grave, ya que en el contrato suscrito entre amabas partes estaba prohibido realquilar el piso o usarlo como apartamento turístico.
En un comunicado, Airbnb ha asegurado que está investigando este caso "activamente" y ha pedido a todos los anfitriones que certifiquen que tienen permiso para anunciar su alojamiento. "Estos incidentes aislados son raros y tomamos las acciones necesarias ante cualquier incidencia que llega", ha reiterado Airbnb.
La mujer también ha reclamado al Ayuntamiento de Barcelona que en la campaña contra los alojamientos turísticos se fije en los inquilinos que realquilan el piso y no solo en los propietarios.