La polución atmosférica, sobre todo las partículas finas (PM2.5), tiene la capacidad de llegar hasta nuestros pulmones y provocarnos un abanico de enfermedades respiratorias entre las que las alergias y el asma son las más habituales. Los oncólogos llevan tiempo estudiando el efecto de estas partículas en el desarrollo de cáncer de pulmón y de hecho, han percibido un aumento en el número de pacientes afectados por este tumor que no son fumadores, siendo el tabaco el responsable del 80% de estos cánceres.
Un estudio presentado este año en el Congreso Anual de la Sociedad Europea de Oncología ha dado un paso más allá y ha hallado "una asociación estadísticamente significativa entre la exposición a pequeñas partículas contaminantes a largo plazo en casa y en el trabajo, y el riesgo de cáncer de mama". Esto significa que las mujeres que viven o que trabajan en ciudades con un elevado nivel de contaminación son más susceptibles a desarrollar tumores mamarios. Los resultados muestran que el riesgo se incrementa en un 28% cuando la exposición a las micropartículas en suspensión en el aire -y entre ellas también hay microplásticos- aumenta en 10 microgramos por metro cúbico, que es la misma diferencia que existe en concentración de estas micropartículas en los entornos rurales respecto a las áreas urbanas en Europa. Y se han documentado incrementos del riesgo también en mujeres expuestas a niveles elevados de contaminación por partículas de mayor tamaño, PM10 y dióxido de nitrógeno, cuya fuente principal es el tráfico rodado.
Las partículas contaminantes pasan de los pulmones al torrente sanguíneo
"Estas partículas de pequeño tamaño -explica el profesor Charles Swanton, del Instituto Francis Crick de Londres- pueden adentrarse en el interior de los pulmones y terminar en el riego sanguíneo, desde donde llegan a la mama y a otros tejidos". De la misma forma que en pacientes no fumadores con cáncer de pulmón se produce un proceso inflamatorio, la contaminación tiene la capacidad de alterar la estructura de la mama.
Con estas evidencias piden los oncólogos que se realicen de forma urgente estudios de laboratorio "para investigar los efectos de estas pequeñas partículas contaminantes en la latencia, grado, agresividad y progresión de los tumores de mama". Además, ESMO ha hecho un llamamiento urgente para reducir el límite de estas micropartículas PM2.5 desde los 10 microgramos por metro cúbico, como propone la Comisión Europea para 2030, hasta los 5 microgramos, de acuerdo con las guías de la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad del aire.
El Departamento Medioambiental para la Prevención del Cáncer del Centro Léon Béhard para el Cáncer, de Francia, autora del estudio presentado en ESMO 2023, propone ahora investigar los efectos de la exposición a la contaminación durante los desplazamientos al trabajo para conseguir un panorama completo de los efectos en el riesgo de cáncer de mama.