Ante un ictus cada segundo es de oro. Cuanto menos tiempo pase entre la detección de los primeros síntomas y la atención médica, mejor será el pronóstico de los pacientes. Todas las Comunidades Autónomas tienen activado el llamado "Código Ictus", que pone en marcha todo un sistema de emergencia para derivar rápidamente a los pacientes a un hospital con Unidad de Ictus. Una vez que el paciente avisa, a los 35-40 minutos ya está en el hospital. Y antes de una hora ya se le han puesto los primeros tratamientos; pero que funcione adecuadamente, hay que aumentar el conocimiento de la población sobre los síntomas de esta enfermedad. "Sólo el 50% de los ciudadanos -apunta la Sociedad Española de Neurología- sería capaz de identificarlos". Los expertos recuerdan que es fundamental llamar al 112, incluso cuando solo se experimente uno solo de ellos o los síntomas desaparezcan a los pocos minutos.
Estos son los síntomas de un ictus
- Entumecimiento, debilidad o parálisis repentina de la cara, el brazo o la pierna de un hemicuerpo.
- Confusión repentina.
- Dificultad para hablar o entender.
- Pérdida de visión brusca de uno o ambos ojos.
- Cefalea intensa, repentina y sin causa aparente asociada a náuseas y vómitos (no achacable a otras causas).
- Dificultad para caminar, pérdida de equilibrio o coordinación.
Un ictus es un accidente cerebrovascular que interrumpe la circulación de la sangre que llega al cerebro debido a que un vaso sanguíneo se ha roto o ha quedado taponado. Cuando esto ocurre, la sangre no llega a una determinada zona del cerebro, de modo que las células nerviosas afectadas no reciben oxígeno y mueren. Aunque hay ventanas de tiempo para tratar a los pacientes, cada minuto se pierden dos millones de neuronas. Eso provoca que además de ser la segunda causa de muerte más frecuente en el mundo y la primera en España entre las mujeres, sea además origen de un alto grado de discapacidad.
Un ictus provoca muchas secuelas. Es muy importante la rehabilitación
Según la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) existe un gran impacto de género en el ictus. "Las mujeres son más propensas a tener mayor discapacidad y peor calidad de vida por las secuelas que generan", asegura la doctora Judith Sánchez-Raya, portavoz de la Sociedad, que recuerda además que además de la espasticidad (músculos tensos y rígidos), que son la principal secuela en el 40% de los casos de ictus, la pérdida de movimiento voluntario total o parcial, la disminución de fuerza, las dificultades en la coordinación y equilibrio y los trastornos del lenguaje, existen otras secuelas menos conocidas, "como la fatiga o los síndromes depresivos postictus, que oscilan entre el 18 y el 33% pero que están muy infradiagnosticadas e intratadas", subraya Sánchez-Raya.
Una de cada seis personas tendrá un ictus a lo largo de su vida. Cada seis minutos se produce un ictus y cada 14 minutos muere un paciente por ictus en España. En su origen hay factores de riesgo evitables y otros que no lo son. Entre los primeros el fundamental es mantener hábitos de vida saludable, lo que pasa por mantener una correcta presión arterial, alimentación correcta, vigilar el colesterol, evitar la obesidad, dejar de fumar, mantener una vida activa o tener el estrés a raya. El 90 % de los casos de ictus que ingresan en el hospital tiene factores de riesgo que no se han tratado.
Aumentar el conocimiento de esta enfermedad entre la población es fundamental, explica la Sociedad Española de Neurología, porque se estima que en menos de quince años el número de casos aumentará un 35%.