La historia de 'NanoJr', el joven pluriempleado que se ha vuelto viral en TikTok, ha causado un gran impacto en las redes y en los medios de comunicación. El joven alicantino, de nombre David, ha dado a conocer su historia a través de un vídeo en la red social, donde ha relatado la larga jornada laboral que tiene que afrontar a diario: Nano tiene que trabajar por la mañana de repartidor y por la noche de camarero, para sostener a la familia compuesta por él, su madre y su madre.
Es innegable que David se esfuerza enormemente para subsistir, aunque su historia - presentada incluso como un ejemplo de superación- esconde detrás una dura realidad a la que se enfrentan miles de jóvenes en nuestro país: la precariedad. Tal y como informa el último informe del Barómetro de Emancipación publicado por el Consejo de la Juventud de España (CJE), 1 de cada 5 jóvenes con trabajo se encuentran en riesgo de pobreza.
Juan Antonio Báez, vicepresidente del órgano, explica que la juventud se ve especialmente afectada por los salarios bajos, la sobrecualificación y también por la parcialidad involuntaria: hasta un 40% de los jóvenes que trabajan de manera parcial - en jornadas de 16 o 20 horas, por ejemplo- desearían optar a las 40 horas semanales. Esta condición afecta especialmente a las mujeres jóvenes, según explica el documento publicado trimestralmente por el Consejo.
En declaraciones para Ondacero.es, Juan Antonio Báez ha celebrado que la historia de Nano "ayude a acabar con el mito de la persona joven que no quiere trabajar", aunque matiza que "no es bonito que una persona se tenga que pluriemplear". Báez considera que, en la difusión de esta historia, se está dando una cierta romantización de la precariedad juvenil: si hace años se puso de moda el término "Nini" - grupo que, según la OCDE, supone un 17% de la población joven-, parece que ahora son los "Nanos" los que están en boca de todo el mundo.
Según la Encuesta de Población Actica del INE, 1 de cada 3 jóvenes estudian y trabajan al mismo tiempo, aunque la cantidad podría ser mayor, debido a la fuerte incidencia de la economía sumergida en el colectivo. Según un estudio publicado por Infojobs el año pasado, uno de cada tres jóvenes habría cobrado en negro en los últimos dos años. Este informe muestra que, entre los encuestados que afirmaron recibir dinero en B - adultos y jóvenes-, 3 de cada 10 recurrieron a la economía sumergida debido a los bajos salarios que se están registrando.
Pluriempleada, migrante y estudiante
Más allá de las cifras, lo cierto es que hay jóvenes cuya vida se limita en levantarse, trabajar una o dos jornadas, tratar de combinar los estudios, descansar como se pueda y repetir la larga jornada. Es el caso, por ejemplo, de Estela Tuku Carvalho, una joven de Valencia que, con 22 años, lleva 6 años alternando dos trabajos con la carrera de Periodismom para poder sostenerse y aportar a la economía familiar.
Estela vincula enormemente su situación de precariedad la experiencia migratoria que han vivido ella y su familia, procedente de Guinea Ecuatorial y Santo Tomé y Príncipe. "Salimos de nuestros países en situaciones muy precarias", explica la joven, que señala también la falta de arraigo familiar de los migrantes.
Como sucede con tantas otras familias extranjeras, la de Estela no contaba con redes de apoyo familiares o con patrimonio al llegar al país: esto provocó que Estela comenzara a realizar algunos trabajos de limpieza ya con 16 años. Con 18 años, Estela y su hermana decidieron emanciparse, para desahogar la situación económica de su madre y aportar a la casa. La joven comenzó a trabajar a la vez en una tienda de ropa - de lunes a jueves- y en una discoteca, de jueves a domingo. La vida de Estela eran siete días de trabajo, dedicados únicamente a subsistir.
El desafío de estudiar y trabajar
El reto era aun mayor teniendo en cuenta que la joven quería compaginar los estudios con la vida laboral: "La universidad no está hecha para gente que trabaja", ha explicado Estela. El Plan Bolonia, que unifica los sistemas universitarios de 29 países europeos desde 1999, reforzó el control sobre la asistencia de los estudiantes a clase, aunque permite que cada universidad establezca los criterios mínimos de asistencia.
De este modo, muchos estudiantes dependen de la laxitud de su centro de estudios para poder compaginar estudios y trabajo. Con respecto a las becas y ayudas para los estudios, Estela afirma que un estudiante-trabajador entra en un "bucle insoportable": si suspendes, el sistema penaliza económicamente al estudiante y, si este no puede dedicar tiempo a las asignaturas por el trabajo, se acaba generando un bucle del que es difícil salir.
Tanto Báez como Estela consideran que se está dando una cierta "romantización" en torno al caso de Nano: "Héroes así hay demasiados", explica la estudiante de Periodismo. "Nos merecemos empezar en el sistema laboral con unas condiciones
dignas y mínimas", asevera Estela, que explica que la mayorías de sus compañeros de trabajo también son pluriempleados.
Para el vicepresidente del Consejo de la Juventud, es urgente combatir los salarios bajos de los jóvenes, así como la sobrecualificación y ciertas situaciones laborales que se deberían regular con un Estatuto del Becario. Desde el Consejo celebran la última reforma laboral - que ha ayudado a atajar la temporalidad- y la subida del SMI, aunque consideran que no se avanzará en materia de juventud hasta que el Gobierno y las administraciones se sienten a hablar con las asociaciones de jóvenes para realizar diagnósticos y buscar soluciones.
Sáez pide que "no se estigmatice a los jóvenes y se diga que no quieren trabajar, que no quieren tener hijos", pues son las condiciones socioeconómicas las que dificultan la emancipacion, que hoy se demora hasta los 30,3 años de edad, como media.
¿Un futuro esperanzador?
En 2023, Estela sigue estudiando y compaginando dos trabajos, como entrenadora personal y camarera en una discoteca. Si bien no quiere romantizar su situación, Estela se siente, en cierto modo, orgullosa de su capacidad de superación: "Siento que voy a poder hacer lo que realmente quiera, porque lo llevo haciendo mucho tiempo", afirma Estela que, después de años y años trabajando para otras personas, aspira a poder emprender un negocio en el futuro.
Muchos "Nanos" españoles afrontan el reto del pluriempleo, mientras que la polémica ley laboral aprobada recientemente en Grecia institucionaliza la jornada de 13 horas, en dos empleos diferentes. Esta medida abre un horizonte inédito en el panorama europeo, en el que, sin embargo, estas situaciones de precariedad son vividas por miles de personas. ¿Tendremos un futuro de Ninis o un futuro griego de "Nanos"? Puede que, además de trabajar para sobrevivir, tengamos que imponernos la tarea de trabajar para vivir mejor.