Fue mucho más grave que una chiquillada. Compañeros del colegio llevaron a clase vodka e hicieron que Chase Owen bebiera todo lo posible. Le dijeron que si no lo hacía no sería amigo de los 'chicos más populares'. Al enterarse, su madre publicó fotos de su hijo en el hospital, advirtiendo a su vez de los peligros de la presión social que reciben los "más débiles".
Los médicos dijeron que tenía dos veces más del límite legal para conducir de alcohol en sangre. "En estos 13 años que llevo de padre, este es el peor momento de mi vida", "Al ver a mi hijo tan mal en el jardín pensé que sería un mareo por una meningitis", comentan los padres al periódico 'Daily Mail'.
Descubrieron después de tres días que uno niños llevaban, en botellas de Coca Cola, vodka escondido para que otros compañeros lo beban y así reírse de ellos. "Estaba tratando de impresionar a unos chicos para encajar con ellos y a su vez estaba a punto de morir", dijo la madre.