Las olas de calor de junio y julio se han cobrado la vida de 2.254 personas, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria, estadística elaborada por el Instituto de Salud Carlos III. El segundo de estos episodios finalizó hace unos días, pero ha dejado instauradas en nuestro país temperaturas muy elevadas que se prevé que se mantengan durante las próximas semanas.
Estos valores tan extremos son un riesgo para la población, especialmente para aquellos grupos poblacionales más vulnerables, como son los niños, los ancianos y los enfermos crónicos. Ellos son los que más riesgo corren de sufrir las terribles consecuencias de una ola de calor.
¿Qué es el sistema termorregulador?
Antes de explicar por qué son los grupos que más riesgo corren, hay que establecer qué es el sistema termorregulador de un cuerpo.
Es un sistema que regula nuestra temperatura corporal y funciona principalmente a través de la sudoración, la forma natural que tiene nuestro cuerpo de eliminar el exceso de calor a través de la piel.
Tal y como explica a 20Minutos José María Molero, portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), el sistema “cardiovascular” desempeña un papel fundamental en el sistema termorregulador: “Es necesario que toda la superficie de la piel esté bien irrigada por la sangre y para eso es necesario que el sistema cardiovascular esté preparado para funcionar de manera intensa”.
¿Por qué son los grupos que más riesgo corren?
Según explica el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Lorenzo Armenteros, al mismo medio, el factor más importante es las características del sistema termorregulador del afectado. En el caso de los niños, no está lo “suficientemente desarrollado” y en el caso de los ancianos, “está envejecido”.
Además, hay otras tres claves para explicar esa sensibilidad:
- Los mayores tienen una capacidad de enfriamiento del cuerpo más “ineficiente” que los jóvenes.
- Los mayores tienden a reducir el consumo de líquido de manera inconsciente -debido a la pérdida del mecanismo reflejo que da la sensación de sed-.
- Son más propensos a sufrir más enfermedades crónicas para las que toman medicamentos que “anulan la capacidad de disipar el calor”.
Síntomas de un golpe de calor
- Fiebre superior a 104 grados Fahrenheit (40 grados Celsius).
- Cambios en el estado mental o comportamiento, como confusión, agitación y balbuceo.
- Piel caliente y seca o sudoración excesiva.
- Náuseas y vómitos.
- Piel enrojecida.
- Pulso acelerado.
- Respiración rápida.
- Dolor de cabeza.
- Desmayos.
- Convulsiones.
- Coma.