Con un tono apesadumbrado que rompió la alegría correspondiente a un viaje en el que se encontrará con cientos de miles de jóvenes, Francisco quiso comentar los últimos episodios de violencia y los atentados, como el asalto una iglesia en el norte de Francia y en el que fue asesinado un sacerdote.
Francisco dijo que la primera palabra que viene a la cabeza sobre el actual momento de violencia es "inseguridad, pero que la verdadera palabra es guerra".
Se refirió al religioso francés de 86 años Jacques Hamel, asesinado mientras celebraba misa en la localidad de Saint-Etienne-du-Rouvray, en Normandía, pero quiso recordar la muerte de muchos inocentes y no sólo en Europa.
"Desde hace tiempo decimos que el mundo vive una guerra a trozos. Recordamos a este santo sacerdote que ha muerto en el momento en el que recogía las oraciones para la Iglesia. Él es uno, pero cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños...Pensemos, por ejemplo en Nigeria", afirmó el pontífice.
El papa argentino también se refirió al actual momento como una guerra "no orgánica", es decir no declarada, pero "sí, organizada", aclaró.
En el vuelo que le llevaba a Cracovia para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Francisco puso sus esperanzas en los jóvenes.
"Dicen que la juventud es esperanza, pues esperemos que los jóvenes nos digan algo y nos den algo de esperanza en este momento", afirmó.
Francisco agradeció a todos aquellos que en estas horas le han enviado mensajes de pésame por el asesinato del sacerdote, y en particular destacó la llamada de teléfono que le hizo el presidente francés, François Hollande, quien le transmitió "su pesar como un hermano".
El pontífice envió ayer un telegrama de pésame a la Iglesia francesa en la que decía estar "particularmente afectado por este acto de violencia", imploraba "la paz de Dios para todo el mundo" y pedía "al Señor inspirar a todos los pensamientos de reconciliación y hermandad tras este nuevo suceso".