Cada vez hay más universitarios parados y los que trabajan cobran menos. Es una de las conclusiones del último informe de la CRUE y la Conferencia de Consejos Sociales, que pone el acento en las carreras STEM, que han visto cómo caían las matriculaciones un 30% desde el año 2000.
Joaquín Aldás, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, lo achaca a la poca motivación. Las carreras de ciencias y tecnologías son muy duras y no se suele premiar el esfuerzo.
Se estima que en los próximos años en Europa, al menos medio millón de empleos relacionados con este tipo de carreras podrían quedar vacantes si no cambia el escenario: con una tasa de paro en España que es un 5% superior a la media de la UE, y con salarios un 30% más bajos.
Por eso, muchos jóvenes deciden irse y probar suerte en otros países. Como Isabel y Víctor, dos fisioterapeutas que se marcharon a Francia. O Alba, una periodista manchega afincada en Alemania a la que un profesor ya advirtió sobre la situación del periodismo en España.
Reconocen que no es fácil trabajar de suyo en España, donde la tasa juvenil de emancipados alcanza su mínimo histórico desde 2002.
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