La novedad en estos años no es que queramos ponernos a dieta, sino la proliferación de aplicaciones de móviles, por ejemplo, que nos prometen la ayuda definitiva. Pisamos la calle para saber si el móvil también se ha convertido en un aliado para recuperar la figura.
Móviles y los relojes inteligentes para ponernos en forma y recuperar la figura y, sobre todo, para acabar con el inevitable sentimiento de culpa tras los excesos navideños. Y claro, ahora nos entran las prisas por adelgazar.
Un informe del Observatorio Zeltia calcula que este verano un tercio de los usuarios de smartphone tendrán instalada -al menos- una de estas aplicaciones de salud y forma física.
Hay más de 300.000 que lo miden casi todo, pero el nutricionista Pablo Zumaquero señala que el problema es que por muy concienciados que estemos, son muy pocos -los más constantes- los que alcanzan el objetivo.
El doctor Diego Bellido, miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, considera que las aplicaciones de este tipo son de gran ayuda, pero recuerda que nunca pueden sustituir ni al médico ni al nutricionista. Es decir, ayuda pero milagros, los justos.
Tenemos que poner de nuestra parte, pero sin obsesionarnos. Y es que algunos expertos ponen el foco precisamente en ello: llevar un control exhaustivo del peso, de las calorías o del sueño puede derivar en obsesiones poco sanas.