En 2008 siete de cada diez niños sufrían pobreza infantil, mientras que 10 años más tarde, en 2018, esta cifra pasaba a ser de ocho cada diez niños, según datos del observatorio social de la Caixa.
España tiene una de las tasas de pobreza infantil más altas de Europa y es que es uno de los cinco países europeos que menos ayudas destinan a la infancia. De hecho, en el año 2016 el Gobierno central destinaba a penas un 3,3% del total de transferencias a la infancia, mientras que la media europea se situaba en el 9%.