La publicación muestra dos imágenes de mirillas que han sido manipuladas, así como trozos de plástico. De esas fotografías se deduce que una mirilla está pegada de nuevo, después de instalar una cámara en su interior, o puede ser una forma de controlar a los inquilinos, pegando pequeños plásticos en la puerta. Si en varios días no han desaparecidos los plásticos, significará que la casa está vacía.