A lo largo de la vida el cuerpo y las necesidades de cada persona van cambiando, a veces de una manera que puede resultar incluso frustrante. En el caso de las mujeres, uno de esos momentos sucede cuando deja de tener el periodo, no solo por lo que eso significa, sino también por algunos síntomas que pueden resultar difíciles de afrontar. La comunicación en la pareja es un elemento clave, pues cada persona es un mundo y los humanos cada vez practicamos menos sexo debido a la tecnología. De hecho, hay ocasiones en las que afectan a la actividad sexual, lo que lleva incluso a preguntarse cuáles son las mejores posturas sexuales en la menopausia.
Una nueva etapa para la mujer
Sobre estos síntomas, cabe señalar que vienen dados por el descenso en la producción de estrógenos y progesterona cuando se rondan los 50 años. Esto provoca que se produzcan cambios que puede suponer un auténtico suplicio. Entre ellos hay que destacar la sensación de sentir calores, la excesiva sudoración nocturna, los cambios de humor, las dificultades para dormir, la sequedad vaginal e incluso un descenso en la libido.
De hecho, estos dos últimos están muy relacionados entre sí y llegan a provocar que haya mujeres que dejen de disfrutar del sexo después de la menopausia. Si a eso se le añaden otros factores psicológicos relacionados con el envejecimiento, el problema puede hacerse mayor.
El sexo después de la menopausia
Pero ¿la menopausia siempre provoca un descenso en el deseo sexual? ¿Dejan las mujeres de disfrutar de sus relaciones una vez que han dejado de menstruar? Ni mucho menos. No cabe duda de que existen unas limitaciones físicas que se acentúan con el envejecimiento, pero también hay mujeres que experimentan todo lo contrario. De repente, llega un momento en el que se pierde el “miedo” al embarazo, se goza de una mayor experiencia y eso desemboca en disfrutar más de las relaciones sexuales.
No obstante, la realidad es que la disminución de las hormonas femeninas provoca un descenso de la libido. Asimismo, el flujo vaginal es menor e incluso la vagina pierde paulatinamente elasticidad. Todo ello puede desembocar en sentir dolor cuando se mantienen relaciones íntimas, de manera que se busquen cuáles son las mejores posturas sexuales en la menopausia.
Objetivo: sexo placentero
Pero antes de referirse a cuáles son las posturas sexuales más satisfactorias cuando se están sufriendo los síntomas propios de la menopausia, hay que apuntar otros consejos destinados a mejorar las relaciones sexuales.
- Mejorar la condición física. De poco servirá adoptar una postura u otra si no se tiene energía para aguantar un encuentro sexual. Por lo tanto, es conveniente hacer ejercicio físico, y más después de haber cumplido los 50 años. Los beneficios son muchos, pero con respecto al sexo no solo mejora el estado de salud y la resistencia al esfuerzo, sino que también se liberan endorfinas, o lo que es lo mismo, la hormona que provoca felicidad.
- Dieta y costumbres saludables. En la línea de lo anterior se halla el hecho de comer alimentos que sean sanos para el organismo, evitando las grasas saturadas o el alcohol. Asimismo, tampoco conviene fumar ni tomar ningún tipo de estupefacientes. Y claro está, cuanto menos estrés, mejor para el sexo.
- Ayudas externas. Finalmente, si se tiene sequedad vaginal, hay fármacos o geles lubricantes que ayudarán a no sentir dolor y tener relaciones satisfactorias.
Posturas sexuales en la menopausia
Aparte de todo lo anterior, hay que tener muy presente que las mujeres que se encuentran en el climaterio (periodo anterior y posterior a la menopausia) necesitan una mayor excitación para lograr una adecuada lubricación. Por ello, los preliminares son claves para que la experiencia sea tan satisfactoria como antes, o incluso mejor. Dicho esto, las mejores posturas sexuales en la menopausia son las siguientes (se toman como ejemplo las relaciones entre dos personas de sexo diferente):
La Cucharita
Sin duda es una de las más conocidas y cómodas, ya que no requiere un gran esfuerzo ni para la mujer ni para el hombre. Ambos se sitúan tumbados de lado, con la mujer dando la espalda al hombre, que realizará la penetración desde atrás.
La Jinete
En este caso, el hombre está tumbado y es ella la que se coloca a horcajadas sobre él. De esta manera lleva la iniciativa y se mueve de manera que no sienta dolor alguno.
El Pulpo
Se denomina así a la postura en la que él está sentado y ella se sienta sobre él, favoreciendo una penetración profunda. Esta se puede realizar en la cama, aunque puede resultar más satisfactoria en una silla.
La Toga
La mujer se tumba y coloca las piernas sobre el hombre, que lleva a cabo la penetración de rodillas. De este modo también tiene la oportunidad de estimular el clítoris.
Estas son solo algunas de las posturas que se pueden realizar, aunque hay más ejemplos.
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