Las autoridades australianas han informado de que han tenido que sacrificar a 43 ballenas piloto que habían quedado varadas en unas playas. Este hecho ha ocurrido tan solo un día después de que otras 54 ballenas piloto, que también habían quedado varadas en Australia, muriesen.
Peter Hartley, oficial del Departamento de Biodiversidad y Conservación de la región Australia Occidental, ha lamentado los hechos a través de un vídeo. "El operativo no fue tan bien como esperábamos. Obviamente no era el resultado deseado", ha comentado.
El pasado miércoles 26 de julio, el Servicio de Parques regional avistó a 97 ballenas piloto que se habían quedaron varadas en la playa Cheynes, una ensenada protegida al suroeste de Australia Occidental. Un lugar rodeado de un parque y una reserva natural.
Ese día fallecieron 54 ballenas, mientras que gracias a los esfuerzos de los equipos de rescate, veterinarios, expertos de la fauna marina y 250 voluntarios, lograron salvar la vida al resto de cetáceos que aparecieron en las playas.
Lamentablemente, horas más tarde el grupo de ballenas que fueron rescatadas volvió a quedar varado en la playa, por lo que se procedió a su sacrificio. "Los veterinarios evaluaron a las ballenas y confirmaron que mostraban signos de rápido deterioro (...) Nuestro equipo determinó entonces que la acción más apropiada y humana era sacrificar a las restantes para evitar prolongar su sufrimiento", apuntó en las redes sociales el Servicio de Parques regional.
45 ballenas murieron al quedar varadas en Escocia
Hace tan solo 10 días, el pasado 17 de julio, un grupo de otras 55 ballenas piloto aparecieron varadas en las costas Isla de Lewis de Escocia, de las cuales murieron 45. Los rescatistas únicamente consiguieron salvar a diez de ellas.
Según explicó la British Divers Marine Life Rescue se relaciona este suceso con el hecho de que una de las ballenas acababa de dar a luz y se quedó varada y el resto de la manada le siguió.
