Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, ha reconocido uno de los errores cruciales de la gestión de la DANA que devastó la región el pasado 29 de octubre: "Quizá no haber prestado más atención a la rambla del Poyo". Mazón ha admitido que, el enfoque estuvo inicialmente en la presa de Forata, quizá debería haberse prestado más atención a esta rambla, cuya crecida se convirtió en una trampa mortal para las localidades cercanas.
La prioridad equivocada: el foco en la presa de Forata
El Comité de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi) se reunió a las 17:00 horas del día de la emergencia con la presencia de Mazón (que llegó tarde) y del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), entre otros. Durante la reunión, la CHJ informó de un aumento generalizado de los caudales, con especial énfasis en el río Magro y en la presa de Forata, que se acercaba a su límite de almacenamiento y amenazaba con desbordarse.
A las 19:00 horas, la presa de Forata alcanzaba su capacidad máxima de 37 hectómetros cúbicos. Esta situación crítica mantuvo en vilo a las autoridades, quienes dirigieron sus esfuerzos y atención a evitar que se rompiera la presa. Las maniobras técnicas consiguieron estabilizar la situación en Forata, pero el temor de que la presa cediera captó toda la atención, dejando de lado el riesgo creciente del barranco del Poyo. Para ese momento, el Poyo ya había alcanzado caudales peligrosos y bajaba con una fuerza devastadora hacia localidades como Paiporta, Massanassa, Benetússer y Aldaia.
Una alerta tardía y una estructura descoordinada
La consellera de Emergencias, Salomé Pradas, explicó que fue el secretario de Estado de Transición Ecológica, Hugo Morán, quien, desde el extranjero, la alertó de la posible ruptura de la presa de Forata, lo que motivó la activación del sistema de alertas en los teléfonos móviles. Sin embargo, para cuando esta alarma se emitió, la crecida del Poyo ya había cobrado víctimas y causado graves daños materiales.
Esta descoordinación entre las autoridades dejó a los residentes de las zonas afectadas sin tiempo para reaccionar y sin una advertencia oportuna que les hubiera permitido tomar medidas de precaución. El hecho de que la amenaza se enfocara en la presa de Forata contribuyó a que la magnitud de la crecida del barranco del Poyo fuera subestimada en las primeras horas de la emergencia, y las autoridades regionales no pudieron reaccionar a tiempo ante el rápido aumento del caudal en la rambla.
Explicaciones el jueves
La comparecencia de Mazón en Les Corts será un momento decisivo, y en ella no solo se espera que el presidente explique las decisiones que tomaron las autoridades, sino también que exponga qué medidas se pondrán en marcha para prevenir desastres futuros. El reconocimiento de este primer error es solo el comienzo de un proceso que busca esclarecer responsabilidades y asegurar que, en futuras crisis, se priorice la protección de la población y se evite repetir una gestión que muchos consideran fallida.