Los sospechosos se conocieron en subastas de Barcelona y presuntamente realizaron los robos, para los que seleccionaban los inmuebles donde decidían actuar y descartaban los edificios donde residían personas.
Supuestamente también hacían comprobaciones durante las últimas horas de la jornada laboral para asegurarse que en el inmueble seleccionado no quedaba nadie, forzaban las puertas de acceso con herramientas que llevaban en un maletín y sustraían material electrónico y dinero.
La investigación ha durado más de un año y, gracias a imágenes de las cámaras de seguridad, los agentes consiguieron identificar a los sospechosos y detenerlos: el primero fue arrestado el 17 de julio cuando presuntamente estaba cometiendo un robo en el Eixample y registraron su domicilio en Lliçà d'Amunt (Barcelona), y el segundo fue detenido el 25 de julio.
La investigación también ha determinado que los dos hombres detenidos estaban jubilados con pensiones mínimas, por lo que optaron por delinquir, aunque uno de ellos llevaba un alto nivel de vida