"¡Feliz año!", ha deseado la alcaldesa de la localidad, Carmen Hernández, a los ochenta asistentes que, ataviados con gorros y otros adornos típicamente navideños, han brindado con sidra y cava tras comerse las doce uvas al ritmo que marcaba el reloj del Ayuntamiento y la propia regidora a través de un micrófono. Una de las anécdotas de esta jornada festiva para este pequeño pueblo próximo a la provincia de Salamanca ha sido la falta de uvas para todos los asistentes, ya que la afluencia de público ha sido la más numerosa que se recuerda.
La alcaldesa había preparado uvas para 74 personas, teniendo en cuenta que el año pasado no bastó con 50, pero se ha vuelto a quedar corta, ya que han acudido más de 80 personas, incluido el periodista alemán Oliver Neuroth, que ha cubierto esta original iniciativa paras la cadena de radio ARD. Esta circunstancia demuestra la proyección alcanzada por esta singular manera de despedir al año viejo y de dar la bienvenida al nuevo, tal y como reconoce Carmen Hernández, quien señala que el adelanto de las campanadas ha servido, entre otras cosas, para "dar a conocer mucho" a Villar de Corneja.
Se trata de una pequeña localidad en la que están empadronadas 42 personas, si bien durante el invierno sólo viven 16, de ahí la petición que la regidora realiza a las administraciones públicas para que apuesten por el medio rural "si no, los pueblos de Castilla y León se mueren". Pese al escaso número de vecinos empadronados, la alcaldesa se felicita de que este año se mantengan los 42 que había el año pasado, aunque espera que en el futuro se incremente la cifra.
Una de las vecinas más veteranas, María, aunque tiene 81 años, presume de sus "25", mientras se ríe con un vaso de sidra en la mano y un gorro en la cabeza. Los deseos de María para el nuevo año no pueden ser más claros: "Que se cree empleo, que haya salud y que no se pasen necesidades". Después, junto al resto de los asistentes, María se ha situado al frente del numeroso grupo formado ante el Ayuntamiento de Villar de Corneja, donde los mayores se han colocado delante y los más jóvenes detrás, para que los de más edad protagonicen este acto organizado para ellos.
Y ello, porque según Carmen Hernández, conocida cariñosamente por los vecinos como Carmina, a las doce de la noche, muchos de ellos se encuentran ya "en el segundo o tercer sueño", ya que la medida es de unos 80 años. Tras comerse las doce uvas a las 12.00 del mediodía, los asistentes a la fiesta han brindado por primera vez y por anticipado, cumpliendo con una tradición que el próximo año volverá a repetirse, tal y como ha vaticinado Hernández, quien ha prometido que para dar la bienvenida a 2018 habrá más bolsas de uvas.