Aunque la Ley de Bienestar Animal ha supuesto nuevos y más derechos para las mascotas, no introduce ninguna ventaja fiscal para sus dueños.
Esta ley sí contempla que algunos gastos veterinarios se pueden desgravar en la declaración de la Renta.
Los autónomos que trabajan con animales sí pueden deducirse esos gastos en la declaración de la Renta
La ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) no contempla ninguna deducción por las facturas del veterinario, al igual que tampoco hay ninguna deducción para los gastos médicos de una persona. Tampoco podrás deducir el gasto del seguro de tu mascota en la declaración de la Renta, sea del tipo que sea (veterinario, de responsabilidad civil o mixto).
Aunque sí hay excepciones. Los animales de trabajo sí reducirán tus cuentas con Hacienda. Es el caso de los trabajadores autónomos que trabajan con animales, porque son necesarios para el desarrollo de su actividad laboral. Es el caso de ganaderos, empresas con perros guardianes, hoteles caninos o los propios veterinarios. Pero no todos los gastos pueden declararse a Hacienda, solo aquellos vinculados expresamente con la actividad del negocio.
Del mismo modo, un autónomo sí puede desgravarse en la declaración de la Renta el seguro de los animales que formen parte de su actividad económica.
¿Y los asalariados?
No ocurre lo mismo con los trabajadores asalariados, ya que las deducciones se aplican a los ingresos derivados de una actividad económica. Por lo que aunque un asalariado tenga animales a su cargo, sus ingresos se consideran rendimientos del trabajo.
Ni el Estado ni ningún gobierno autonómico establecen deducciones para los asalariados en el gasto de veterinarios o del seguro de sus animales en la declaración de la Renta.
Es fundamental conservar todas las facturas y justificantes
Para poder incluir estos gastos en la declaración, a la hora de realizarla es vital que haya constancia de ese gasto, es decir, que exista una factura. En ocasiones, la Administración puede exigir el justificante de pago. En definitiva, debes guardar todas las facturas para que en la declaración de la Renta no te pillen por sorpresa.