Dormir es un placer y una función básica de nuestro organismo. Pasamos durmiendo una media de 20-25 años a lo largo de nuestra vida y aunque en ese proceso lo normal es que descansemos, cada vez son más las personas que sufren insomnio o algún otro trastorno del sueño durante la noche.
Una mala higiene del sueño repercute en nuestra calidad de vida, ya que mientras dormimos, recargamos energía y nos reponemos del desgaste físico y mental que supone el día a día.
Dormir bien es tan importante que cuando no lo hacemos "nuestro estado físico, cognitivo y anímico se ven afectados de forma negativa", explican en Quirón Salud. Pero no todos tenemos las mismas necesidades de sueño y estas varían en función de algunos factores que nos afectan a la hora de dormir.
La edad, el género (el insomnio afecta más a las mujeres), cambios en la rutina diaria o las enfermedades sonalgunos de los factores que pueden influir en la cantidad y calidad del sueño.
En Quirón Salud también señalan que algunos estresores puntuales pueden ser el detonante de los problemas del sueño.
Estrés, uno de los factores que más influyen en los problemas del sueño
Existen situaciones puntuales que pueden poner "patas arriba" nuestra vida y, en consecuencia, alterar nuestro sueño. Cambiar de casa, una ruptura sentimental o el nacimiento de hijos son algunos ejemplos de acontecimientos que pueden afectar a nuestra calidad del sueño, bien porque la preocupación nos impida dormir o porque tengamos que reducir las horas de sueño.
"Los estresores, como un proyecto laboral o estar en época de exámenes, pueden ocasionarnos peor descanso debido a disponer de menos tiempo para dormir y al nivel de activación acumulado durante el día. Estos estados de cambio y estrés suelen estar acompañados de preocupaciones que nos dificultarán dormir si nos vamos con ellas a la cama; por tanto, cuidado con consultarle cosas a la almohada", advierten desde Quirón Salud.
Asimismo, el insomnio puede ser síntoma de algunos trastornos psicológicos como la depresión y la ansiedad generalizada. Si el insomnio no se trata, puede llevar a una persona que ha padecido depresión a sufrir una recaída.
Factores ambientales que empeoran el sueño y cómo combatirlos
Además de los citados anteriormente, existen otros factores ambientales que pueden incrementar o mantener nuestros problemas a la hora de dormir. Son los siguientes:
Cafeína: Evitar ingerir bebidas estimulantes durante la tarde-noche.
Alcohol: El alcohol incentiva las pesadillas y despertares durante la segunda mitad de la noche.
Alimentación: Evitar comidas pesadas antes de meternos en la cama.
Deporte: El ejercicio físico nos puede ayudar a mejorar nuestro descanso.
Nicotina: Por su efecto estimulante, se desaconseja fumar justo antes de irse a la cama.
Condiciones de la habitación: La temperatura o el ruido de la zona en la que dormimos influye en el descanso.
Móviles y tablets: La luz azul que emiten las pantallas dificulta conciliar el sueño el sueño. Además, recibir 'likes' o comentarios agradables en las redes sociales hace que nuestro cuerpo produzca dopamina que nos mantendrá despiertos y activos.
En el caso de los problemas de insomnio más cronificados, lo mejor es acudir a un profesional de la salud mental que evalúe nuestro sueño.
