El sonido que produce la respiración, carraspear, masticar o el simple 'click' de un bolígrafo son ruidos del día a día que a veces pueden resultarnos molestos. Pero en algunas personas pueden llegar a provocar una gran ansiedad, ataques de ira o miedo.
Esta reacción extrema a ciertos sonidos se conoce como misofonía, que literalmente significa "odio al sonido", y también recibe el nombre Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido (SSS) cuando esta respuesta se produce únicamente con sonidos de entre 40 y 50 decibelios ( por debajo de una conversación normal).
Qué es la misofonía
El Instituto de la Misofonía la define como "una condición en la que una persona tiene hipersensibilidad a sonidos suaves específicos e imágenes visuales. Cuando la persona escucha los sonidos, tiene una reacción emocional muy fuerte, como odio, ira, ansiedad, rabia, resentimiento y angustia fisiológica".
Esta organización estadounidense se dedica a informar y ayudar a las familias que sufren misofonía y un su página web explican que quienes sufren esta reacción "a menudo sienten que la persona está haciendo el sonido intencionalmente". También aclaran que la misofonía "no es una sensibilidad al volumen del sonido, sino una reacción emocional y fisiológica a sonidos específicos" y las personas que la padecen "suelen tener una excelente audición".
Causas
La misofonía es una respuesta desproporcionada del sistema nervioso a ciertos sonidos cotidianos. Un reflejo físico y emocional involuntario causado por un sonido que "activa directamente el Sistema Nervioso Autónomo que se encuentra en el tronco encefálico y el Sistema Límbico que está asociado con la emoción". La reacción a ese sonido es tan severa, que puede compararse con "un golpe fuerte con un palo", asegura la organización.
Cabe destacar que esta reacción ocurre con mayor frecuencia en personas con un alto nivel de ansiedad, estrés o comportamiento compulsivo que escuchan repetidamente el sonido. También puede aparecer cuando la persona "no puede escapar del sonido", como en un coche o cuando está acostada en la cama.
Aunque la misofonía afecta de forma distinta a cada persona, según explica Guy Fitzmaurice, fundador y director de Misophonia UK, a la BBC, "en la mayoría de los casos, los sonidos que más molestan son los de otra gente comiendo o respirando".
Sin tratamiento
Actualmente no existe una cura o tratamiento definido para la misofonía. Algunas organizaciones apuestan por aplicar terapias cognitivas o cognitivo-conductuales para intentar comprender cómo se siente el individuo y cómo le afecta esta afección.