Siempre que llega un cambio de estación, oímos hablar de equinoccio y de solsticio. Sin embargo, en muchas ocasiones no nos paramos a pensar en el verdadero significado de estas palabras y confundimos ambos conceptos.
En total hay dos equinoccios y dos solsticios cada año. El equinoccio se produce al entrar la primavera y el otoño, mientras que el solsticio tiene lugar con la llegada del verano y el invierno. Se trata de fenómenos astronómicos que determinan la duración de los días y noches, y la luz solar que recibe cada hemisferio de la Tierra.
En particular, el solsticio de verano es un evento astronómico fascinante que se produce una vez al año y marca el inicio de la estación más calurosa: el verano. Este fenómeno, junto con los equinoccios, regula el cambio de las estaciones en nuestro planeta y define nuestro calendario climático.
Pero, ¿qué significa exactamente un solsticio de verano y en qué se diferencia de un equinoccio?
¿Qué es el solsticio de verano?
El solsticio de verano es un fenómeno astronómico que tiene lugar cuando el eje de rotación de la Tierra se inclina hacia el sol en su punto más extremo. Esto sucede porque la Tierra no gira en un ángulo recto perfecto en relación con su órbita alrededor del sol, sino que tiene una inclinación de unos 23,5 grados.
En el solsticio de verano, el polo norte o sur de la Tierra (dependiendo de en qué hemisferio te encuentres) se inclina hacia el sol, resultando en la mayor cantidad de luz solar en un solo día. En el hemisferio norte, el solsticio de verano generalmente ocurre el 20 o 21 de junio, y en el hemisferio sur, ocurre el 21 o 22 de diciembre. El día del solsticio de verano tiene la mayor duración de luz diurna del año y, a menudo, se le conoce como el día más largo del año.
Solsticio de verano y equinoccio: diferencias
Mientras que el solsticio de verano representa el día más largo del año en términos de luz solar,el equinoccio, por otro lado, es el momento en que el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración, concretamente, cada uno con unas 12 horas.
Los equinoccios ocurren dos veces al año, en primavera y otoño, cuando el eje de rotación de la Tierra no está inclinado hacia el sol sino que está alineado, de tal manera que el sol está directamente sobre el ecuador de la Tierra. En el equinoccio de primavera, el hemisferio norte comienza a inclinarse hacia el sol, lo que da lugar a días más largos y noches más cortas, y en el equinoccio de otoño, ocurre lo contrario.
Por lo tanto, la principal diferencia entre el solsticio de verano y el equinoccio es la posición de la Tierra en relación con el sol. Durante el solsticio de verano, la Tierra está inclinada hacia el sol en su punto más extremo, lo que resulta en el día más largo del año.
Por el contrario, durante el equinoccio, el eje de la Tierra está alineado, de manera que el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración.