La Guardia Civil continúa con la búsqueda de a Anna y Olivia, las niñas desaparecidas en Tenerife hace una semana junto a su padre, Tomás G., de 37 años. Una de las líneas que estudiaban los investigadores era el rastreo de las cuentas del progenitor, aunque hasta el momento no han encontrado ningún movimiento al margen de los correspondientes a actividades empresariales.
Sin embargo, fuentes de la investigación apuntan a EFE que aún quedarían algunos movimientos bancarios por analizar antes de descartar cualquier posibilidad. El análisis de las cuentas bancarias, que fue ordenado por el juzgado que instruye las diligencias por un presunto caso de secuestro parental, forma parte de una de las líneas de investigación que se han abierto para conocer el paradero de Tomás y de sus hijas Olivia y Anna.
Esta mañana se ha reanudado la búsqueda por mar, tierra y aire de las pequeñas con un dispositivo del que forma parte la Guardia Civil, Salvamento Marítimo y el Grupo de Emergencias y Salvamento de Canarias.
Investigan los contactos comerciales del padre en África
El periodista Nacho Abad ha explicado en Espejo Público que nota "cierto pesimismo en las personas que participan en la investigación", pero ha asegurado que "van a agotar todas las líneas de investigación". Una de estas podrían ser los contactos de Tomás fuera del país, que, por su trabajo como gerente en una fábrica de exportación de plátanos, mantenía con personas en África. Los investigadores investigan la posibilidad de que sus apoyos en África pudieran haberle ayudado a trazar una ruta de escape.
Sin rastro de Olivia y Anna desde el 27 de abril
Olivia y Anna llevan desaparecidas desde el pasado martes 27 de abril, cuando su padre advirtió a su expareja en una llamada de que no volvería a verlas jamás. La madre de las niñas ya había afirmado ante la Guardia Civil haber sido amenazada verbalmente por su pareja en diciembre de 2020, aunque finalmente decidió no interponer ninguna denuncia. Según confirmaron a EFE fuentes de la investigación, Tomás Antonio tienen antecedentes penales por amenazas y peleas.
Esa misma noche del martes, el padre zarpó a las 00:30, desde la marina de Tenerife, en una embarcación de recreo de su propiedad. Sin embargo, las grabaciones de las cámaras cercanas no captaron imágenes de las menores, solo a su padre cargando varias maletas en su velero. Según la investigación, desactivó el GPS de la barca para no dejar pistas de su recorrido.
Más tarde, el barco fue interceptado a la deriva y sin ocupantes, frente al Puertito de Güímar. En él, la Guardia Civil encontró unos restos de sangre que recientemente se ha sabido que pertenecen a Tomás, pero no se ha hallado rastro de las pequeñas. También se localizó flotando en el mar una silla de retención infantil de una de las niñas, en una zona en la que la Guardia Civil está realizando inmersiones en busca de alguna pista del paradero de las pequeñas.
Los investigadores barajan ahora la posibilidad de que se trate de un secuestro parental, por lo que interpusieron este fin de semana una orden de búsqueda internacional sobre el padre y las niñas. Además, las hipótesis con las que trabaja la Guardia Civil plantean que una o varias personas ayudasen al padre a llevar a cabo un plan para fugarse, y el entorno familiar de Tomás señala que el padre podría haber huido con sus hijas hacia algún país de Sudamérica.