Con temperaturas inferiores a 12 grados bajo cero, el ritmo del violonchelo, los cuernos musicales y las campanillas se unieron a la percusión sobre hielo para lanzar un mensaje: es urgente proteger al menos el 30% de nuestros océanos para 2030. El concierto ha tenido lugar durante la primera de las paradas de la expedición De Polo a Polo, la más ambiciosa de la historia de Greenpeace, que está recorriendo los océanos, de Ártico a Antártico, durante casi un año. “Hay que tratar el hielo con respeto, de lo contrario se rompe. Debemos hacer lo mismo con la naturaleza”, ha señalado Isungset, director y compositor de la pieza, de tres minutos de duración.
“Al poner el foco en el océano Ártico y en la pérdida de hielo, queremos enfatizar la necesidad inmediata de crear santuarios marinos, no solo en el Polo Norte, sino en todo el planeta”, ha afirmado Pilar Marcos, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace en España. “Los gobiernos están negociando en Naciones Unidas un acuerdo para lograr un Tratado Global de los Océanos que podría allanar el camino para la creación de una red de santuarios marinos. Es una oportunidad única para que los estados trabajen juntos por conseguir océanos saludables que sean nuestro mejor aliado contra el cambio climático. La ciencia es clara: nuestros océanos están en crisis. Todo lo que necesitamos es voluntad política para protegerlos “.
El Ártico ha marcado este invierno un nuevo récord de pérdida de hielo y el pasado mes de abril la temperatura media fue de ocho grados por encima del promedio a estas alturas del año. Para visibilizar las numerosas amenazas a las que se enfrentan los océanos y exigir la aprobación de un Tratado Global de los Océanos, que proteja todos los mares fuera de las aguas nacionales, los barcos de Greenpeace recalarán en algunas de las áreas que necesitan ser protegidas con más urgencia, tal y como señala el informe 30×30: Guía para la protección de los océanos, publicado por la organización ecologista, en colaboración con las universidades de Oxford y York, en Reino Unido.
La expedición De Polo a Polo llevará a bordo a científicos y activistas para investigar las principales amenazas que acechan las aguas de alta mar: el cambio climático, la sobrepesca, la contaminación por plásticos, la minería y las prospecciones en busca de petróleo y recursos genéticos (farmacéuticas). En esta primera etapa, los barcos ‘Esperanza’ y ‘Arctic Sunrise’ de Greenpeace se han desplazado al extremo norte del planeta para documentar las enormes amenazas que representan el cambio climático, la pesca excesiva y la contaminación plástica en el océano Ártico.