Cuando hace cinco años, Sara Carbonero acudió a una revisión rutinaria, no se imaginaba que iba a recibir una de las peores noticias de su vida. Le habían detectado un tumor maligno de ovario por el que tuvo que ser intervenida de urgencia. Ahí empezó una lucha contra la enfermedad que le habían diagnosticado y de la que ha querido hablar ahora. Ha sido en un texto en la red social Instagram, donde desvela algunos momentos que vivió junto a sus hijos y que no olvidará nunca.
La periodista comienza su reflexión contando lo que hay detrás de los 'selfies' que publica. "Vaya por delante que soy malísima con los 'selfies' en el espejo, pero anoche quería probar unas luces nuevas", antes de explicar que "lejos de la frivolidad que pueda parecer, yo cuando me miro al espejo, lo hago para tomar conciencia de mí misma, lo utilizo como herramienta clave para mejorar mi autoestima".
Sara confiesa su problema con los espejos, "por causas de la vida, ya he transitado épocas en las que huía de ellos, porque no reconocía a la persona que me mostraba el reflejo, llegué incluso a pasar tres o cuatro meses sin mirarme en uno". Y, a continuación, desvela una conversación que tuvo con su hijo mayor "al acabar el sexto y último ciclo de quimioterapia": "Yo estaba en la cama, sin poder moverme y se tumbó conmigo. Después de mirarme detenidamente, muy raro, soltó: 'Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú'".
La pestaña valiente
"Precisamente por no mirarme, ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro", recuerda Carbonero que, sorprendida, "se me ocurrió decirle: '¿Y pestañas? ¿Has visto que me queda una única superviviente? ¡Una! ¡Las más valiente!'". Ante esto, "intentó arrancármela, por supuesto, muerto de risa y empezamos una guerra de almohadas y después, a otra cosa": "Tengo esa conversación grabada como muchas otras incómodas, en las que gracias a su capacidad de adaptación fue todo menos traumático".
Ahora, "cuentan orgullosos a sus amigos cuando mamá tenía el pelo 'como un chico'". "El día que me vieron así por primera vez, les llevé unos puzzles para desviar su atención, como me dijo la psicóloga. Pero no resultó, como dice la canción: No quitaron sus ojos de mí, corriendo incluso alguna tímida lágrima por sus mejillas. Luego, empezamos a buscar fotos de actrices y cantantes monísimas con pelo corto y nos pusimos con el puzzle", explica.
Las cejas grises
Otro momento que nunca olvidará, y que también ha compartido: "las carcajadas llegaron cuando en ese mismo verano salía en la tele un anuncio de champú que grabé meses antes con mi larga cabellera meneándola para delante y para detrás. El colmo de los colmos. Esto sirvió para que los enanos me imitaran y me animaran: 'Ya pronto volverás a hacerlo, mamá. Y además, ya no tendrás las cejas grises".