Daniel Sancho ha calificado en la prisión de Surat Thani en Tailandia como "seguro" y "sano", según cuenta EFE. Sancho, que fue condenado a cadena perpetua el pasado mes de agosto por el asesinato del cirujano colombiano Edwin Arrieta cumple esta semana seis meses preso.
El 30 de agosto de 2024 Sancho fue trasladado a esta prisión de máxima seguridad tailandesa. Llevaba más de un año preso en la isla de Samui, lugar en el que tuvo lugar el asesinato. Fue declarado culpable en primera instancia del asesinato premeditado y descuartizamiento de Arrieta por un Tribunal de la isla de Samui.
En una visita a la prisión el pasado 21 de febrero, Sancho califica a EFE como "opresiva" la atmósfera de la cárcel por culpa del continuo ruido: gritos, la megafonía, las televisiones... Aún así ha afirmado que en ningún momento ha visto peligrar su vida: "Nunca me he sentido amenazado. No hay una mafia en la cárcel. Hay muchos guardias y los presos saben que el buen comportamiento es lo que les va ayudar a reducir las penas", ha indicado.
Masificada, pero mejor que la cárcel de Smui
El centro penitenciario de Surat Thani se encuentra en una zona de cultivos y palmeras a 600 kilómetros al sur de Bangkok. Fue inaugurada en 2023 y es una de las cárceles más grandes del país, pero está altamente masificada: alberga 4.618 prisioneros y 616 reclusos según las últimas cifras del Departamento de Correccionales. De hecho Sancho comparte celda con 16 presos y duerme en el suelo sobre mantas.
A pesar de ello, Daniel Sancho asegura que su situación es mejor que la que vivía en la cárcel de Samui. "Siempre hay agua corriente, no hay cortes de luz, está limpia y además la cárcel está organizada por los funcionarios, y hay más orden que en Samui" ha añadido.
Cómo es su día a día en la cárcel
A las 6:50 horas los presos salen de sus celdas y a las 8 se realiza un conteo en el patio mientras cantan el himno nacional, hacen un rezo budista y se enumeran las 20 normas del centro. No hay más actividades hasta las 16:00 horas, cuando vuelven a rezar y a ser contados. Por lo que Sancho se dedica a hacer ejercicio y leer. No tienen conexión a internet y el acceso a información del exterior está muy controlado.
En la sección en la que se encuentra Sancho hay más de 500 reclusos y solo tres no son de origen asiático. "Cuando eres extranjero formas parte de otro sistema y hay otro trato" ha comentado Sancho. A los extranjeros se les permite hacer videollamadas o alargar las visitas. En concreto, Sancho habla semanalmente con sus padres y su equipo legal.
El café lo usa como moneda de cambio
Los presos tienen que llevar el pelo corto y vestir con uniforme azul. Comen tres veces al día y pueden pagar por platos que se cocinan en el módulo de mujeres que según Sancho son "excelentes".
Los familiares de los presos pueden encargar los platos que cuestan entre 30 y 60 bat (0,85 y 1,70 euros) e, incluso, los presos pueden comprar en un economato, ya que disponen de 50 bat diarios (14 euros). Según Sancho, el café se utiliza como moneda de cambio para pagar a otros presos para que hagan masajes o laven la ropa.
Mientras el tiempo pasa, Sancho se encuentra a la espera de que su defensa presente el recurso contra su sentencia, mientras que los abogados de Arrieta piden para él la pena de muerte.