Un bañista se mete en el mar a pesar de la bandera roja, así que un guardia civil no lo duda y se lanza a por él, se mete en el agua completamente vestido, incluso con zapatos.
Le rescata después de casi una hora y media de negociación en la que el bañista pone en riesgo su vida y la de los agentes y socorristas. Al final, el guardia civil lo saca entre aplausos. Cuando llegan a la orilla, el agente lo tira en la arena y lo detiene. Los agentes se lo llevan esposado, pero sigue con actitud desafiante.
La escena es tan surrealista que otros bañistas que veían la escena dudan de que sea real. "Le apetecía bañarse, y que iba a estar dentro del agua. Le daban igual las normas, y como si le llamara la atención la Cruz Roja, la Policía Local, incluso la Guardia Civil. No tenía síntomas de embriaguez. Era normal, una persona normal", reconoce Antonio Planta, el guardia civil que le sacó.
Una actitud que le puede costar una sanción de hasta 3.000 euros. "Nunca nos había pasado. No nos entra en la cabeza que veas a la Guardia Civil, a la Policía Local, a dos mil personas, y que no quieras salir", asegura Gema Terrades, jefa de la playa de Cruz Roja.
Los socorristas no pueden obligar a nadie a salir del agua, pero sí llamar a la Policía o a la Guardia Civil. Las sanciones dependen de la normativa de cada ayuntamiento. Para este bañista puede ser el baño más caro de su vida.