La temperatura idónea en verano debe estar entre los 24ºC y los 26ºC, pero siempre teniendo en cuenta que la diferencia entre la temperatura exterior y la interior de la estancia no debe superar los 12ºC.
Una variación demasiado grande ambas temperaturas puede afectar a la salud y dar lugar a síntomas de resfriado.
Por otra parte es recomendable dirigir el flujo de aire frío hacia arriba, ya que es más denso que el aire caliente y, por lo tanto, tiende a descender. Así el direccionar el flujo de aire hacia arriba, se logra una mejor circulación del aire fresco en la habitación.
Utilizar el modo "ECO"
Elegir la temperatura ideal del aire acondicionado para ahorrar es posible utilizando el modo "ECO" que ofrecen la mayoría de aparatos.
Al activar esta opción, se optimiza el rendimiento del equipo y se reduce el consumo eléctrico, sin comprometer el confort.
Programar el aire acondicionado
La programación y el uso de termostatos inteligentes son herramientas muy útiles para ahorrar energía.
Estas opciones permiten establecer horarios y temperaturas específicas según las necesidades de cada momento, evitando el consumo innecesario cuando no se requiere climatización.